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Foto del escritorJorge Mendoza

Viva el caos




El ideal humano es encontrar ese estado de satisfacción propia, de plenitud y tranquilidad interior que le permita vivir en armonía con el entorno y consigo mismo de acuerdo con sus valores. Es lo que Aristóteles llamaba EUDAIMONÌA. Sin embargo no es una tarea fácil de lograr dadas las permanentes turbulencias de la vida y los avatares que nos depara el diario vivir.  

A la “lucha” diaria por lograr los objetivos personales se suman las noticias negativas sobre la situación de nuestro entorno local, nacional e internacional. Todo parece conspirar contra la búsqueda de nuestra tranquila existencia. Hoy podríamos nombrar alrededor de diez focos de guerra en el mundo con miles de muertos diarios, además de las espeluznantes noticias sobre la inseguridad local y nacional. Podríamos citar el informe de la OXFAM de enero de 2024, analizando el aumento de la pobreza de más de 5.000 millones de humanos y que concluye que “Las penurias y el hambre son una realidad cotidiana para muchas personas alrededor del mundo. A este ritmo, se necesitarán 230 años para erradicar la pobreza.” 

Podríamos recordar las estadísticas sobre cambio climático que prevén que de nuevo en el año 2024 se batirá el récord histórico que ostenta el año 2023 sobre ser el año de temperatura más alta promedio mundial, llegando a los 1,54º centígrados sobre la temperatura global de la era preindustrial.

Todo lo anterior son solo ejemplos de impulsores de la desesperanza, la desazón, y el pesimismo  que nos puede llevar a la depresión y al mal vivir. La razón de fondo es el TEMOR que nos produce la incertidumbre del futuro. Es fácil percibir el presente con una visión CAÓTICA y proyectar un futuro igual o peor. 

Por eso, vamos a retomar las herramientas que nos da la Teoría del Caos (o de la incertidumbre), en un principio desarrollada en el ámbito de la física y la química y luego adaptada al terreno de la gestión empresarial y del desarrollo personal.

Lo primero que debemos hacer, según esa teoría, es tomar conciencia de que es imposible controlar todas las variables y circunstancias sobrevinientes y que el futuro es incierto y desconocido en gran medida pues lo único que podemos dar por cierto es el pasado. Hay que hacer planes, formular proyectos y visualizar el futuro, pero siempre dispuestos a aceptar que no hay completa seguridad de que estos se cumplan con absoluta exactitud. Lo normal es que se presenten situaciones que impliquen una “bifurcación” en el devenir planeado y debemos tener la suficiente sabiduría para entenderlas y sobre todo para ACEPTARLAS. 

No se trata de dejar pasar las cosas sin actuar, se trata de hacer todo lo posible para lograr los objetivos, pero aceptando que hay cosas que se salen de nuestro control y que por más que lo queramos, no podemos cambiar.

Para lograr esa aceptación, ayuda mucho entender que tanto las cosas materiales como las personas son efímeras y por lo tanto hoy pueden estar en nuestro entorno y mañana no. A esto llamamos DESAPEGO. No es fácil asimilar una pérdida material importante y mucho menos la falta definitiva de un ser querido o cercano y el temor permanente de que eso pueda ocurrir, es uno de los factores de incertidumbre que más nos preocupa consciente o inconscientemente. De nuevo, no se trata de dejar de desear cosas materiales o de no amar a los seres queridos, más bien debemos concientizarnos de su carácter finito y tratar de disfrutar mejor su compañía en el presente.

El griego Zenón de Citio (333 a.C. – 262 a.C.) fue el iniciador del “Estoicismo”  y desde esa época ya se planteaba la dificultad de enfrentar los avatares del diario vivir y nos mostró una senda alternativa de afrontar la vida, basada en algunos principios, algunos de los cuales bien podríamos resumir así:

  • Saber diferenciar lo que depende de ti y lo que no.

  • Apreciar y valorar lo que ya tienes.

  • Aceptar los cambios grandes o chicos de tu vida.

  • Reaccionar siempre con actitud positiva.

  • Dado que el tiempo es escaso, no derrocharlo.

  • Tener el valor de ajustarse a tus principios.

  • No prejuzgar situaciones ni personas.

Estos lineamientos estoicos bien pueden complementar muy bien la idea del desapego y el manejo de nuestras reacciones a las bifurcaciones que se nos presentan. 

En segundo lugar, la teoría de la incertidumbre nos invita a desarrollar el sentido de la SUTILEZA, es decir la sensibilidad y sabiduría para entender cuál o cuáles deben ser los ajustes que debemos hacer en nuestros planes o proyectos en el momento en que encontremos una de esas bifurcaciones, para producir un re- direccionamiento que nos lleve a un nuevo futuro deseado, a una meta redefinida, que cumpla con otro objetivo realista y satisfactorio. Puede ser un cambio pequeño en nuestra actitud, nuestros hábitos, nuestras querencias etc., o una decisión importante o no, pero que marque un nuevo rumbo de los acontecimientos.

Es conocido el relato del químico Ilya Prigogine (1917 – 2003), nobel de Química en 1977 que dice así:

“Por un clavo se perdió la herradura; por una herradura se perdió el caballo; por un caballo se perdió el jinete; por un jinete se perdió la batalla; por una batalla se perdió el reino.

Conclusión: por un clavo se perdió el reino”

Nos dice que un pequeño cambio que decidamos hacer en un momento de bifurcación, puede producir grandes cambios en el futuro y que debemos tener la habilidad de identificarlos en el momento adecuado para lograr sobrellevar la incertidumbre y adaptarnos al futuro sin temores.

Como una tercera herramienta, la teoría que tratamos nos indica que los cambios repentinos que crean bifurcaciones nos deben enervar la CREATIVIDAD para buscar adaptarnos mejor a los nuevos caminos de los acontecimientos y encontrar los ajustes adecuados que debemos aplicar al diario vivir, con el fin de alejarnos de la incertidumbre y evitar los temores que nos alejan de la eudaimonìa. 

La creatividad se puede cultivar. El conocimiento y análisis de las situaciones del entorno cercano y lejano nos ayudan a entender mejor las causas y los impactos de las bifurcaciones y nos permiten generar ideas prácticas para manejar las circunstancias de coyuntura con mayor creatividad.

Por otra parte, hay que tener valor y fuerza vital para aplicar los ajustes sin miedo y con la debida entereza y persistencia si se quieren alcanzar los nuevos objetivos y sortear los cambios repentinos.

Así pues, no debemos temer al caos ni sumergirnos en la desesperanza y la confusión por todos los hechos que acontecen en nuestro entorno. Hay que entender que obteniendo una mirada de largo plazo, ampliando nuestra perspectiva de análisis veremos el caos solo como una etapa corta dentro de un plan general ordenado. A esa visión la llamamos CAÓRDICA, es decir orden dentro del caos. 

Si llegamos a la comprensión de que la vida es un conjunto de hechos aparentemente caóticos, que nos llevan a un estado caórdico final, si encontramos las herramientas adecuadas y adoptamos la actitud correcta, lograremos un mejor estado de bienestar permanente y un acercamiento al ideal aristotélico de la eudaimonia.



Economista de la Universidad de los Andes y Economía Internacional en la Universidad del Rosario de Bogotá.


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2 Comments


Guest
Jul 02

"La creatividad se puede cultivar". Este artículo brinda unas profundas reflexiones sobre el mundo en que nos tocó vivir y cómo lograr sobrevivir desarrollando mecanismos intrinsecos que no utilizamos eficientemente. El estoicismo es la única filosofía de los atinados griegos que hoy subsiste y que es el elemento fundamental de supervivencia en tiempos de caos. "La creativida salvadora" en todas las épocas de los seres humanos. Excelente artículo.

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Guest
Jul 01

EXCELENTE!

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