Lo Ășnico para ofrecer
- Camila Echeverri Duarte
- 21 ago
- 3 Min. de lectura

No tengo ningĂșn dominio sobre lo que me conmueve, mucho menos sobre el despuĂ©s del impacto. El cuadro estĂĄ metido en una pecera. Si se quiere, un laboratorio hecho vitrina. A la obra la estĂĄn raspando unas manos de cirujano, con guantes incluso. De a pedacitos, esas manos diestras quitan lo viejo, los parches, el paso del tiempo. La muchacha que la restaura estĂĄ iluminada desde todas las esquinas del museo; ninguna sombra va a hacerla equivocarse. Atiende el cuadro cual cuerpo abierto. Se trata de las vacas de un pastor. Una de ellas mira al frente, atenta a quien la ve, como si estuviera a punto de bramar. El vientre es el punto crĂtico; realmente parece una vaca herida, pero son sĂłlo los daños que hizo el tiempo. El objetivo es rellenar los huecos del lienzo y luego sĂ rehacer la pintura.
Expectantes, los turistas se acercan para ver quĂ© amerita semejante vitrina con luces y mĂĄquinas. Se quedan lo suficiente para asegurarse de que pueden irse. Al final, la pintura estĂĄ dañada; no vale mĂĄs que un vistazo. AĂșn asĂ, yo sigo inmĂłvil, como si por presenciar la herida y a la vez el cuidado, me asegurara de que para ver la belleza, primero hay que creer en ella. Porque si no, Âżpara quĂ© repararla?
Desde hace algunos años he venido cargando un miedo que me sorprende cuando menos quiero, como sĂłlo los buenos miedos saben. AhĂ estoy frente a las manos de mi abuela, viendo las uñas que desde siempre se ha pintado rojas. Sus manos estĂĄn bronceadas de tanto haber tocado, incluyendo mi infancia, la infancia de mi hermano y sobre todo, la de mi mamĂĄ. De pronto caigo en cuenta que no porque las estĂ© viendo las voy a recordar asĂ. Entonces todo rastro de belleza se hace esquivo. Por mĂĄs que quiera, no tengo ningĂșn dominio sobre lo que me conmueve, mucho menos sobre el despuĂ©s del impacto. Mis recuerdos son un capricho y por eso mismo, la Ășnica suerte que me toca.
ÂżQuĂ© se hace con los años, entonces? SerĂa iluso pensar que mirarĂ© hacia atrĂĄs y verĂ© una lĂnea recta⊠como si yo hubiera sido tal cosa. La secuencia que me ha traĂdo hasta aquĂ es tan inmensa y a la vez tan selectiva. Con todo y eso, consuela pensar que al final todo tendrĂĄ sentido. Pero entre mĂĄs envejecen los mĂos, mĂĄs creo que la suerte tambiĂ©n estĂĄ en lo que pudo ser. Como cuando de pronto nos sorprendemos y, por poco o mucho que dure, nuestra vida se pone al borde de algo mĂĄs. Esas veces que llegamos tarde, pero llegamos; esas otras que nos quedamos esperando a ver quĂ©. Esas veces que vamos tan lejos que por fin encontramos respuestas y al tenerlas ahĂ, rozando todo lo que nos puede pasar, nos damos cuenta quĂ© nos exigen y por eso mismo las dejamos ir.
Muchas vidas alcanzamos a vivir en lo que nos dura una. Entre tanto, pasan conversaciones y trancones y hay puestos libres y cambios de canciĂłn y libros por fin leĂdos y camas tendidas y sĂĄbanas limpias y huele a lluvia y alguien da un beso y otro lo recibe y hay coincidencias y tambiĂ©n preguntas y por eso heridas y alguien que de pronto entiende un chiste y otros aprendiendo algo nuevo y hay tantos adioses como manos abiertas y calles verdes y perros sin correa y gente en las ventanas y el aire que entra y familias que se reĂșnen y otras que despiden a sus muertos y hay telĂ©fonos que suenan y gente menos sola y por eso los abrazos y el perdĂłn y el agua tibia y las mañanas y el silencio y otro dĂa que empieza.
A lo mejor nos espera lo que vamos a ver cuando miremos atrĂĄs: algo tan parecido a la certeza de haber vivido y perdido por igual. En realidad, que les sobre belleza a quienes nos acompañaron a hacerla, porque cada cosa que nos conmueve contiene a todos los nuestros en un mismo instante. Lo que vemos significa tanto sĂłlo porque alguien mĂĄs nos enseñó a verlo. AĂșn cuando se trate de un paisaje, un cuadro, o una ciudad que nada tenga que ver con los nuestros, sentiremos belleza porque, sin duda, hemos sido queridos.
Me es imposible no sentirme diminuta; lo Ășnico que tengo para ofrecer es mi memoria. Por eso mismo, porque es lo Ășnico que tengo, se las ofrendo.
*Estudios de Redacción creativa digital. U, de los Andes. Estudios de actuación en Los Angeles (California). Docente Online en enseñanza de inglés.