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Foto del escritorJorge Mendoza

Kazan: ¿el futuro es ahora?


Kazán es una ciudad rusa a orillas del río Volga, con aproximadamente 1,6 millones de habitantes de origen tártaro, en su mayoría musulmanes sunitas. Hace poco se inauguró una gran autopista que recorre los 800 kilómetros que la separan de Moscú y fue objeto de portadas noticiosas del mundo por ser la sede de los "Juegos del Futuro", que se llevaron a cabo del 21 de febrero al 3 de marzo de 2024. En estos juegos, que tuvieron más de 150 millones de visitas virtuales, participaron cerca de 2.000 expertos de más de 100 países en competencias llamadas "Phygital" por ser una mezcla física y digital, en la que se destacan carreras de drones virtuales, realidad virtual y aumentada, fútbol y baloncesto phygital, hockey, artes marciales y otros deportes en los que los jugadores están frente a sus dispositivos electrónicos concentrados en las pantallas digitales.


Un contraste total con los Juegos Olímpicos de julio 2024 en París, en los que más de 10.500 atletas de alto rendimiento y gran preparación se esfuerzan al máximo para sobresalir en 32 deportes de una gran exigencia física. Sí…, así es el siglo XXI, siglo de cambios y contradicciones. Y no es casualidad que en esa misma ciudad se concentren en octubre de 2024 los dirigentes del bloque de países que ha venido creciendo y aumentando su poder mundial en los últimos años: los BRICS, hoy BRICS plus (BRICS+). También es una tendencia del siglo XXI y una realidad actual, el hecho de que el mundo se está dirigiendo a una MULTIPOLARIDAD en la que la hegemonía de Occidente (léase países del G7) va perdiendo fuerza ante el desarrollo, impulso y sostenibilidad de grupos de otras regiones del planeta.


Los BRICS, inicialmente conformados por Brasil, Rusia, India y China, se complementaron en el año 2012 con Sudáfrica. Recientemente, en enero de 2024, fueron admitidos otros 5 países de innegable importancia geopolítica y de gran capacidad de producción petrolera y gasífera: Egipto, Irán, Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudita y Etiopía. Por eso hoy se denomina el grupo de los BRICS Plus. En 2001, el economista británico James O’Neill, especialista del grupo financiero Goldman Sachs, acuñó el nombre de este grupo de países, anticipando que serían de gran crecimiento y relevancia en la economía mundial de este siglo, y que se construiría con los "ladrillos" (bricks, en inglés) de los países en desarrollo más pujantes. Luego, en la reunión de la ONU en 2006, a instancias de Rusia, se empezó a dar forma a la idea de hacer realidad ese vaticinio, y ya en julio de 2009 se reunieron en Yekaterimburgo (Rusia) los representantes de esos cinco países en lo que fue su primera cumbre formal.


Hoy en día, la importancia de este grupo de 10 países es tal que ya se puede decir que el mundo geopolítico y geoeconómico se desenvuelve en tres bloques principales: el G7 (EE. UU., Japón, Alemania, Reino Unido, Francia, Italia y Canadá), los BRICS+ y la Organización para la Cooperación de Shanghái (OCS). Este último es un grupo fundado en 2001 por Rusia, China, Kazajistán, Kirguistán, Tayikistán y Uzbekistán, que ha tomado gran relevancia en el ámbito asiático y del cual hablaremos en otra oportunidad. Claramente, el eje conformado por China y Rusia, que lideran dos de los tres bloques mencionados, está haciendo contrapeso al G7 con una contundencia y una velocidad que está conmocionando al mundo que hemos conocido en los últimos 70 años.


Veamos algunas cifras muy reveladoras que nos reafirman la importancia del grupo de los BRICS+ (1): Mientras que, del año 2000 al 2023, los países del G7 han incrementado su Producto Interior Bruto (PIB) en un 89%, los 10 países de los BRICS+ lo han hecho en un 562%. Dentro del G7, Japón redujo su PIB en un 24% en esos años y Reino Unido e Italia han crecido a ritmos por debajo del promedio de su grupo. El grupo BRICS+ cuenta con más de 3.500 millones de personas, lo cual representa más del 46% de la población mundial. La extensión territorial de los países BRICS+ es más del doble de la de los del G7. Las reservas de petróleo de los BRICS+ superan en más de tres veces a las del G7.


El pasado 16 de abril, durante la visita del presidente del Brasil Luiz Inácio Lula Da Silva a la Feria Internacional del Libro de Bogotá, Colombia presentó solicitud formal para ingresar al grupo de los BRICS+ lo más pronto posible, y tal vez haya una respuesta positiva en la próxima reunión de este grupo a celebrarse, como ya se mencionó, en (Rusia).


Las preguntas que surgen preguntas son: ¿la adhesión de nuestro país a ese grupo es positiva?, ¿cómo nos beneficia? ¿Qué implicaciones tendrá? Pues bien, en mi opinión, la respuesta debe buscarse en dos esferas: la económica y la política. En lo económico, hay que decir, en primer lugar, que la unión de esos 10 países no sólo busca un incremento en los flujos comerciales de sus integrantes, lo cual es muy positivo, sino que han fundado un mecanismo de apoyo financiero de gran escala: El Nuevo Banco de Desarrollo de los BRICS (NBD BRICS), con un capital inicial de US$100 mil millones, está destinado a financiar obras de infraestructura, de utilidad social y desarrollo sostenible en sus países. Lo dirige la expresidenta de Brasil Dilma Rousseff y tiene sede en Shanghái. Se enfoca prioritariamente en proyectos de las áreas de energías limpias, infraestructura de transporte, agua y saneamiento, protección del medio ambiente, infraestructura social e infraestructura digital. Es indudable que nuestro país podría apalancarse con recursos de este banco para fortalecer su crecimiento sostenible. Por otra parte, la inclusión de Colombia facilitaría los contactos y transacciones comerciales de nuestros empresarios con los de los demás países miembros, y seguramente redundaría en un incremento en el comercio internacional y en la inversión de capitales extranjeros productivos en nuestro país.


Ahora, desde el punto de vista geopolítico, una de las proyecciones importantes que han planteado los fundadores de los BRICS+ es procurar la "desdolarización" paulatina del planeta. Debemos recordar que, desde los acuerdos de Bretton Woods de la posguerra a mediados del siglo pasado, el dólar estadounidense ha sido la moneda más importante en el mundo en tres niveles: como base para las transacciones comerciales de los países, como moneda de cambio universal y como moneda de reserva de los tesoros nacionales. Al inicio, la fortaleza del dólar estaba sustentada en su condición de estar respaldada en las reservas de oro que Estados Unidos atesoraba en Fort Knox. Sin embargo, en agosto de 1971 el presidente Richard Nixon declaró innecesario el "Patrón Oro", y desde ese entonces Los Estados Unidos emiten dinero sin respaldo físico y sólo basados en la confianza de los usuarios de su moneda en la solidez y pujanza de su economía.

Hoy en día, los hechos han puesto en evidencia que las cosas pueden cambiar y que sustentar la geoeconomía en billetes verdes puede tener sus riesgos. La crisis financiera del 2008, el crecimiento desbordado de la deuda externa de los Estados Unidos, la utilización de la práctica de embargos de las reservas en dólares de los países que ellos consideran "enemigos", y, en general, el descontento de algunos polos geoeconómicos del mundo sobre sus actuaciones agresivas y amenazantes, han resultado en la búsqueda de la independencia monetaria y financiera de la hegemonía del dólar.


Un hecho que a mi juicio fue desencadenante fundamental de la desdolarización en curso fue la sanción impuesta por los EE. UU. a Rusia, consistente en la prohibición del uso del sistema SWIFT a este país. Este sistema es una cámara de compensación de monedas implementada por el eje anglosajón y utilizada, hasta hace poco, en todas las transacciones comerciales del mundo. El resultado de la prohibición fue que Rusia montó su propia cámara de compensación y, de acuerdo con otros países, empezó a no utilizar el dólar como medio de cambio, sino las monedas propias de cada país.


Volviendo a los BRICS+, la desdolarización va a ser una política fundamental de sus planes futuros y de hecho ya ha anunciado los pasos que han iniciado para recorrer ese camino. En primer lugar, el comercio entre China y Rusia ya no se valora en dólares americanos, si no en las monedas de esos países en un 90%. Adicionalmente, China ha venido vendiendo los bonos del tesoro de los Estados Unidos que formaban parte de sus reservas monetarias; desde 2021 ya ha negociado más de US$ 300 mil millones y desde 2018 negocia sus contratos petroleros en yuanes. Por otra parte, el Banco Central del Brasil ya está haciendo pruebas para pagar sus transacciones internacionales en una moneda digital, al igual que China, y ya está en proceso de conformación un medio de pago digital común a los países BRICS+: el Brics Pay. Esta disminución de la hegemonía del dólar americano obviamente genera disgusto y recelo en los países del G7, que entienden que en un futuro cercano las fuerzas geopolíticas se van a ir desplazando hacia otros polos económicos, con lo cual su influencia y protagonismo (tan necesarios para forzar la entrada y permanencia de sus empresas transnacionales a las economías de su órbita) se irá debilitando más temprano que tarde.


Así pues, en Kazán estará en juego no solo la aceptación de Colombia como miembro de pleno derecho de los BRICS+, sino la decisión de si nuestro país continúa aceptando ser el vecindario pobre del G7 o iniciar una senda de desarrollo de la mano del grupo más dinámico y de mayor potencial a futuro. No se trata de escoger entre "izquierdas" o "derechas", se trata de entender la evolución de la economía del mundo en la actualidad y apostar por la mejor opción racional para el crecimiento sostenible y la equidad de los colombianos. Tampoco se trata de desligarnos de los lazos comerciales y económicos de los países que nos han sostenido desde hace muchos años con su comercio internacional, ni de entrar de inmediato en un proceso completo de desdolarización. Se trata de escoger un camino que complemente nuestras fortalezas, de abrir puertas en áreas del mundo que van en alza y de apoyarnos en los brazos de los amigos del sur global que nos lleven a un futuro mejor. APOYEMOS LA INCLUSIÓN DE COLOMBIA EN LOS BRICS+ APOSTEMOS AL FUTURO


Datos tomados de http://datosmacro.expansion.com y cálculos míos

*Economista U. de los Andes.

146 visualizaciones13 comentarios

13 Comments


Guest
Aug 12

Apreciado Jorge, felicitaciones. Estupendo artículo. Muy ilustrativo, de gran actualidad e importancia.

Jorge Motta

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Jorge Mendoza
Jorge Mendoza
Aug 14
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Gracias Jorge, un abrazo

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Guest
Aug 08

Excelente articulo, illustrativo, claro y fácil à digerir. MPCT.


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Guest
Aug 07

Excelente artículo. Además de ilustrar sobre aspectos económicos poco conocidos , hace un exámen a la geopolítica en los cambios sustanciales que se están generando. Por otro lado, sería necesario que Colombia acceda a los BRICS, para así buscar otros nortes, ya que desde los años de la República hemos estado atados a las Imposiciones del hegemón sin que podamos prosperar,pero el imperio sí ha conseguido poner y quitar gobiernos, imponer sus reglas económicas a costa del subdesarrollo de nuestra america.

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Jorge Mendoza
Jorge Mendoza
Aug 07
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Asi es, a nuestro país le falta proyección de largo plazo y definición de un futuro deseable.

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Guest
Aug 05

Muy buen artículo con un análisis económico relevante sobre las últimas tendencias geopolíticas; aprendí mucho sobre los emergentes bloques de poder, y cómo definitivamente hemos superado la guerra fría del siglo pasado. Se ve claro en este análisis cómo se han consolidado las tres potencias actuales y sus aliados (Rusia, USA y China) en una nueva versión de la guerra fría. A este análisis yo le sumaría la guerra de culturas (culture war) actual, que es la versión moderna de las guerras ideológicas del pasado. Esta guerra de culturas está alimentada por los medios sociales y la (des)información, dando pie al surgimiento de figuras como Trump, Le Pen y movimientos como MAGA y Brexit. Lo interesante de estos movimientos es…

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Jorge Mendoza
Jorge Mendoza
Aug 06
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Completamente de acuerdo Pilar. La fractura geopolítica y geoeconómica de hoy es mucho más profunda que las discusiones neoliberales de los años 80, ya que se trata de la redefinición de la hegemonía mundial en diversos polos regionales con "culturas" diversas. Colombia no puede ser ajena a estas nuevas realidades y debe definir el rumbo que le sea más propicio para superar sus grandes debilidades. Ojalá nuestros líderes lo entiendan así.

Gracias por tu comentario

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Guest
Aug 02

Este artículo explica la razón de la posición de nuestro gobierno ante el conflicto de Venezuela en la OEA, hay mucho más en juego de lo que imaginamos

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