¿Para dónde va la Universidad Nacional?
En esta tercera edición de nuestra Revista, hemos querido darle un nuevo derrotero a esta sección editorial, planteando problemas del momento y ofreciendo posibles alternativas, despojadas de cualquier dogmatismo y, desde luego, sin las sindéresis y profundidad de nuestros articulistas. Se tratará, por tanto, de dejar planteados interrogantes más que respuestas definitivas,
Entre los muchas inquietudes que nos albergan, una particular preocupa a cuantos, en una u otra forma, tenemos que ver con la vida cultural del país, Se trata de los recientes acontecimientos sucedidos en la Universidad Nacional a propósito de la elección del nuevo rector de esa, más que centenaria y primera Institución de Educación Superior de la Nación.
Dos posiciones encontradas sobre dichos acontecimientos nos las brindan los personajes respetables de esa universidad. De una parte, el exrector Moisés Wasserman y de otra, el jurista y reconocido catedrático, Rodrigo Uprinmy.
En el primer caso, se defiende la legalidad de la elección como rector, del profesor José Ismael Peña, efectuada por el Consejo Superior de la Universidad, alegando que aunque éste apenas había obtenido el 8% de respaldo en la consulta entre profesores y estudiantes en contra de un 34% alcanzado por el profesor Leopoldo Múnera, dicha consulta no era vinculante para los miembros de ese cuerpo directivo, de conformidad con los estatutos de la Universidad.
De otro lado, los argumentos entre varios, en la en contra de la designación de Peña, se concentraron en el procedimiento escogido para la votación, el llamado “Método Borda”, que según sus críticos permite, sin análisis alguno, descartar al candidato más votado, como en efecto ocurrió en el presente caso.
Sin que podamos tomar partido por una u otra posición porque no somos miembros de la comunidad universitaria de la Nacional ( la “Nacho” como afectuosamente se le llama), un problema de fondo si debe inquietarnos por el papel que ésta cumple en el panorama cultural del país como centro rector del pensamiento y de la investigación científica.
A saber: si en efecto, como sostienen algunos analistas, detrás de este conflicto eleccionario se esconde una controversia por dos modelos distintos de universidad. Uno, tecnocrático ligado a los intereses de la empresa privada. Y otro, el de una universidad crítica al servicio de los valores democráticos y de la sociedad en su conjunto.
La Universidad Nacional, en ejercicio de la autonomía universitaria tan esgrimida en estos días, desde luego atendiendo a los principios y valores contenidos en la Constitución Nacional acerca de la educación como Derecho Fundamental, deberá definir por cuál de estos dos modelos terminará por inclinarse.
Pero, lo que en todo caso es innegable, el país no puede prescindir del papel, que como hemos dicho, corresponde inequívocamente a la Universidad Nacional como generadora de pensamiento crítico y vanguardia de la investigación científica.
Fue la necesidad de lograr esos objetivos, además de formar profesionales idóneos, la que dio existencia a la Nacional, después de un periodo de vacío por la inexistencia de una universidad pública durante buena parte del siglo XIX. Ello ocurrió - es de actualidad recordarlo, cuando un autócrata como Milei en Argentina pretende liquidar las universidades públicas- a raíz de la concepción del liberalismo radical que consideraba que el hombre libre debía formarse por fuera de la catequesis del poder eclesiástico o de cualquier otro poder, incluido el del Estado, lo cual condujo a los dirigentes del radicalismo a clausurar la Universidad Central, primera universidad estatal antecesora de la Nacional.
Para enmendar tan lamentable error que terminaba castigando con la ignorancia a la mayoría de los de las personas y en particular a los más pobres, por iniciativa del jurista y político, José María Samper, el Congreso de la República, mediante la Ley 66 de 1867 creó “ la Universidad Nacional de los Estados Unidos de Colombia”.
Su primer rector, Manuel Ancízar, había sido miembro de la Comisión Corográfica, dirigida por el italiano Agustín Codazzi, encargada de cartografiar el país así como estudiar las condiciones sociales y económicas de sus distintas regiones. Resultado de esta experiencia nació su célebre obra “La peregrinación del Alpha por las provincias del norte de la Nueva Granada”, en la cual buscó definir la identidad de la nación colombiana a partir de nuestras raíces indígenas y españolas. En este escrito quedó trazada la línea de acción – o, como su dice ahora, su papel misional de la Universidad: el conocimiento riguroso y científico de la realidad nacional. Esta ha sido su misión hasta ahora y, sin duda, seguirá siéndolo en el futuro..
El Director.
Es la visión de un jurista,historiador y ex constituyente, Álvaro Echeverry Uruburo, quién sienta una posición desapasionada, objetiva,crítica y con elementos,desconocidos por muchos de los actores imbuidos en la honda crisis, que sigue golpeando todas las estructuras de la UN.Que por fin prevalezca el buen juicio , la inteligencia y la racionalidad científica ,en la elección, del que para la Colombia culta ,sigue siendo la Primera y más importante fuente de investigación y generadora de desarrollo, en un país que sueña con cerrar brechas de inequidad y añora la paz.hbg