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Foto del escritorJorge Mendoza

COP 16 de Biodiversidad – paz con la naturaleza

 

En la primera mitad del siglo XX el filósofo ucraniano Vladímir Verdnaski (1863 – 1945) acuñó el concepto de NOOSFERA, refiriéndose al conjunto de seres vivos dotados de inteligencia que existen sobre la faz de la tierra y las interrelaciones de ésta con la BIOSFERA, que se refiere al sistema global de seres vivos del planeta. Así pues, el ser humano en medio de los conflictos más sangrientos de la historia y observando el fragor de la matanza despiadada entre humanos que se vivió en las dos guerras mundiales, empezó a pensar en que también era importante controlar la manera como los seres vivos inteligentes deberían interrelacionarse con su entorno. Así se inició la preocupación universal sobre el buen manejo del MEDIO AMBIENTE, definido éste como el conjunto de componentes físicos, químicos y biológicos externos, con los que interactúa la Noosfera.


En octubre de 1945 se creó la ONU (Organización de las Naciones Unidas) con el objetivo de darle sostenibilidad a la paz mundial de la posguerra y como un mecanismo controlador que permitiera darle continuidad a lo que, el recientemente fallecido, Henrry Kissinger después definiera como la “sensación de comunidad global” que se respiraba en el momento, y que a mi juicio perduro hasta finales de siglo, bajo la batuta de los Estados Unidos.


El trabajo de los ejecutivos del Consejo Económico y social de la ONU (ECOSOC) sobre el tema medioambiental se concretó en 1972 en la convocatoria de la CUMBRE DE LA TIERRA, que reunió a 113 representantes de los estados miembros y varias ONG en Estocolmo Suecia entre el 5 y el 16 de junio de ese año. Fue el inicio de los esfuerzos conjuntos que se han venido dando para preservar nuestro entorno ambiental en consonancia con el crecimiento de la economía y la tecnología.


Posteriormente, la ONU siguió promoviendo reuniones similares con el mismo espíritu de colaboración universal y 20 años más tarde, en 1992, en Rio de Janeiro – Brasil, se lograron acuerdos concretos y de fondo que se plasmaron en dos escritos fundamentales: 1- La Convención Marco sobre el Cambio Climático (CMNUCC) y 2- El Convenio sobre la Diversidad Biológica (CDB).


La CMNUCC entró en vigor el 21 de marzo de 1994 y su preocupación máxima se refiere a la lucha contra los factores impulsores del aumento de la temperatura promedio del planeta, que ha venido acelerándose exponencialmente en los siglos XX y XXI. Para el seguimiento de las metas propuestas y el logro del objetivo, se celebran anualmente reuniones denominadas “Conference of the Parties” (COP) en las que se fijan metas concretas a cumplir por parte de los países y se revisa su cumplimiento año a año. Ya van 28 de estas reuniones y sus resultados sólo han dejado preocupación y desconsuelo por la poca acción verdadera de los países en la lucha contra el calentamiento global. La discusión sobre la velocidad de la transición al uso de energías limpias y el desuso del carbón y los derivados del petróleo, han tenido matices políticos y sobre todo económicos que no han permitido un verdadero consenso universal sobre este tema, aún con la ayuda de personajes icónicos como la activista sueca Greta Thunberg. Sobre el tema del cambio climático se ha escrito mucho y seguirá siendo un tema clave en el futuro, pero en este escrito quisiera que nos concentráramos en el segundo documento de la cumbre de Rio – 92, el Convenio sobre Diversidad Biológica (CDB), aunque no hay que olvidar que los dos temas están interrelacionados ya que el cambio climático está alterando fuertemente la Biosfera y por lo tanto la biodiversidad.


El CDB entró en vigor el 29 de diciembre de 1993 y su objetivo central es “la conservación de la biodiversidad, el uso sostenible de sus componentes y la participación justa y equitativa de los beneficios resultantes de la utilización de los recursos genéticos”.  La primera “Conference of the Parties” (COP de biodiversidad) se reunió en Nassau, Bahamas, hasta hoy se ha reunido 15 veces, y la próxima está convocada para celebrarse del 21 de octubre al 1 de noviembre de 2024 en la ciudad de Santiago de Cali – Colombia.


El hecho que Colombia sea el país anfitrión de la COP-16 de biodiversidad realmente es muy significativo, pues nuestro país presenta una situación muy destacada en el mundo en éste importante tema. Ostentamos el primer lugar en la lista de países con mayor diversidad de anfibios y aves, el segundo lugar en diversidad de plantas y el tercer puesto mundial en diversidad de especies reptiles. Alberga más de 311 tipos de ecosistemas continentales y marinos, lo que representa aproximadamente el 10% de la biodiversidad mundial, concentrada en solo el 0.7% de la superficie terrestre del planeta. Realmente Colombia es una mega potencia mundial en diversidad biológica. Nuestros bosques y selvas, ríos lagos y mares, montañas y nevados y sus planicies de suelos fértiles, lo convierten en el primer país con más biodiversidad por kilómetro cuadrado del planeta. Se dice fácil, pero no es poca cosa.


Por eso es necesario exponernos de frente al mundo en búsqueda de ayuda efectiva para controlar a la minería ilegal, la cacería furtiva de especies en peligro de extinción, la destrucción de bosques, la colonización de la selva, la contaminación de los ríos y océanos y en general, para elevar un grito de auxilio que ayude a concientizar al resto del mundo en pro de la preservación de un buen futuro para la Biosfera.


Esta COP 16 de Biodiversidad tiene una importancia especial, pues es la primera que se realiza después de la promulgación del Marco Mundial de Biodiversidad de Kunming-Montreal (MMBKM) en la pasada COP-15 de Biodiversidad, en el que se especifican 23 metas globales a cumplir por los países en el 2030, en aras de preservar los tesoros de la naturaleza que nos rodea. 


En realidad, este nuevo Marco Mundial surge del preocupante incumplimiento de acuerdos previos y en especial del Plan Estratégico para la Diversidad Biológica 2011-2020 adoptado en la COP-10 en la ciudad de Nagoya – Japón en el año 2010, y de las metas de Aichi, que son un conjunto de 20 objetivos estratégicos planteados también durante la COP-10. Este fracaso lo reconoce el mismo informe final de la COP-15 que en su artículo 15-3 dice textualmente: “a pesar de algunos progresos, ninguna de las Metas de Aichi para la Diversidad Biológica se ha alcanzado plenamente”. Y más adelante sostiene: “Observa con profunda preocupación que, si bien se han realizado progresos alentadores en pro del logro de las Metas de Aichi para la Diversidad Biológica, las metas nacionales establecidas por las Partes a través de sus estrategias y planes de acción nacionales en materia de biodiversidad no tienen en su conjunto un nivel de ambición equivalente a aquel establecido en las Metas de Aichi para la Diversidad Biológica y su aplicación ha sido limitada


El peligro de perder esa ventaja biológica, no solo para Colombia, si no para el mundo entero es inminente y lo subraya con vehemencia el mismo informe de la COP–15 cuando en la sección “A - Antecedentes” del articulado del MMBKM dice: “a pesar de los esfuerzos en curso, la biodiversidad se está deteriorando en todo el mundo a un ritmo sin precedentes en la historia de la humanidad…En promedio, alrededor del 25 % de las especies de grupos de animales y plantas evaluados están amenazadas, lo cual hace pensar que alrededor de un millón de especies ya están en peligro de extinción, muchas en apenas decenios… La biosfera, de la que depende la humanidad en su conjunto, está sufriendo alteraciones sin precedentes en todos los niveles espaciales. La diversidad biológica —la diversidad dentro de las especies, entre especies y la diversidad de los ecosistemas— está disminuyendo a un ritmo más rápido que nunca antes en la historia humana” 


Otra vez nos encontramos con la triste situación de que el entusiasmo de un grupo de humanos optimistas que pretenden defender al planeta choca con los intereses políticos y económicos de otros grupos más poderosos, y por más reuniones COP y deseo de alcanzar metas ambiciosas para evitar desastres ambientales futuros, se destruyen sus esfuerzos. Esperemos que cuando se evalúen los avances de la implementación de los acuerdos del Marco Mundial Kunming-Montreal en la próxima COP-16, se encuentre una situación más alentadora y de verdad iniciemos con determinación el camino a la resolución de los verdaderos problemas universales.


Las 23 metas de este Marco Mundial a cumplirse en el año 2030 se agrupan en tres temas importantes a saber:

1- Reducir amenazas a la biodiversidad. – metas 1 a la 8.

Se refieren al cambio de uso de la tierra y los océanos que esté perjudicando a la biodiversidad, la restauración de al menos el 30% de los ecosistemas ya afectados y que esas áreas estén bien protegidas, mostrar acciones efectivas para detener la extinción y recuperar las especies en peligro y para lograr su explotación sostenible, reducir o eliminar las especies invasoras y controlar la contaminación de ríos y mares.


2- Satisfacer las necesidades de las personas mediante la utilización sostenible y la participación en los beneficios. – metas 9 a la 13.

Se refieren a lograr una gestión sostenible del uso de los recursos naturales, de manera que proporcione beneficios sociales y económicos a las comunidades y a las personas que dependen de la biodiversidad, prevención de enfermedades y desastres naturales, aumentar los espacios verdes y azules en las urbes densamente pobladas y asegurar una distribución equitativa de los beneficios económicos provenientes del uso de los recursos naturales.

3- Herramientas y soluciones para la implementación y la integración. – metas 14 a la 23.


Nos habla de integrar los conceptos de biodiversidad en todos los procesos de planeación territorial a todo nivel; alentar a las empresas nacionales y transnacionales a hacer seguimiento, evaluar e incorporar acciones efectivas para la preservación de los recursos naturales; hacer campañas de educación respecto de la alimentación saludable, evitar el desperdicio y la generación de desechos; aumentar los recursos financieros dedicados a este tema, promover la innovación y mejorar la información general sobre la importancia de la biodiversidad.


Gran tema, por supuesto, y esperemos que en noviembre próximo al término de la COP-16 de biodiversidad, encontremos un informe final más alentador que los anteriores.

 

 

 

 

 

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