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Foto del escritorLuz Marina Avila Sotomontes

Magníficos rebeldes

 

“Miré dentro de mí y encontré

un mundo entero”                                                                                                                                                            Goethe


En 1789, en la pequeña ciudad de Jena en el estado de Sajonia, hoy Alemania, surgió un grupo de intelectuales, libres pensadores, novelistas, filósofos, ensayistas, críticos literarios, editores, traductores, dramaturgos, poetas y personas de ciencia, quienes, cautivados por la revolución francesa, situaron el “Yo” en el centro del pensamiento, dando paso al llamado “Círculo de Jena”. Primera generación de lo que se llamó el Romanticismo alemán, cuyas ideas se expandieron por el mundo entero y  están todavía vigentes todavía hoy en el pensamiento filosófico.


Hicieron parte de este grupo, Caroline Böhmer-Schlegel, joven educada, quien vivía su vida bajo los parámetros de la libertad. Viuda a corta edad, con una hija de su matrimonio y un segundo hijo  sin estar casada(bebé que murió a los pocos meses de nacido), con un militar francés de la ocupación Napoleónica. Logra formalizar su vida al casarse con August Wilhelm Schlegel, escritor poeta y crítico literario, cuyo hermano, Friedrich Schlegel, era dramaturgo y poeta.


También hicieron parte de este círculo, Friedrich Schiller, joven filósofo, Johann Gottlieb Fichte, filósofo creador de la teoría del “Yo”, Johann Wolfgang von Goethe, el más famoso poeta alemán. Los hermanos, Alexander von Humboldt, científico y explorador de la naturaleza y Wilhelm von Humboldt, lingüista y diplomático prusiano, Friedrich von Handerberg (Novalis), poeta, escritor e inspector de minas y Georg Wilhelm Friedrich Hegel, filósofo mundialmente reconocido.


La escritora Andrea Wulf, en su libro “MAGNIFICOS REBELDES, Los primeros románticos y la invención del Yo”, hace una semblanza de cada uno de los integrantes de esta corriente filosófica, situándolos en contexto con su entorno y circunstancias que dieron paso a esta corriente. En este libro, la escritora se plantea las siguientes reflexiones: “Vivimos en un mundo en que nos vemos obligados a caminar de puntillas por la delgada línea que separa el libre albedrío del egoísmo, entre la autonomía y el narcisismo, entre la empatía y la rectitud, y en la base de todo hay dos preguntas fundamentales: ¿Quién soy yo como individuo y quien soy yo como miembro de un grupo en la sociedad?”. 


Estos interrogantes fueron inusuales para la época, ya que el mundo conocido para ese entonces se regía por las monarquías absolutas, donde los poderes legislativo, ejecutivo y judicial, como hoy lo conocemos, estaban en manos del monarca, y estos gobernaban gran parte de la vida de sus súbditos sin atención y respeto por sus derechos. En Francia Luis XVI y María Antonieta, quienes reinaban con excesos de poder, falta de libertades individuales, pobreza extrema y desigualdad. En Rusia reinaba Catalina la Grande, que si bien abrió su país al mundo occidental, su régimen fue muy duro con sus súbditos. En Alemania prevalecía el vasallaje, un antiguo sistema feudal que ataba a la gente a la tierra y a sus señores, el poder estaba en manos de ducados heredados del sacro imperio Romano.


La Revolución francesa fue un acontecimiento decisivo y radical en Europa que marcó nuevos paradigmas en la organización social, bajo los ideales de Libertad, Igualdad y Fraternidad, su lema universal: “todos los hombres son iguales”. Planteándose la modernización del estado bajo las ideas de Voltaire, Montesquieu y Rousseau, declarando la libertad de todos los individuos, la división de poderes, el establecimiento de una monarquía parlamentaria y el reconocimiento de la propiedad privada. Estas ideas trasformaron el sistema de organización política   dentro de las bases de lo que hoy llamamos democracia y modernidad. 


En toda Europa se censuraba a los filósofos por sus ideas revolucionarias y se les prohibía a los escritores expresarse al respecto. Pero, ¿qué hizo que surgiera y se desarrollará en esa pequeña población de Jena esta nueva corriente filosófica de mirar hacia el individuo y hacia la naturaleza, y colocar el “Yo” como centro del pensamiento? Este nuevo enfoque básicamente se desarrolló en el entorno de la Universidad de Jena. Allí, tanto los profesores como los alumnos desarrollaron una efervescente comunidad de ideas, bajo la libertad de pensamiento, a la que contribuyeron las ideas de la ilustración de la Revolución francesa.


De igual manera, aportó a la creación de esta nueva corriente filosófica la existencia de varias bibliotecas en la pequeña ciudad, así como la realidad política de Alemania, cuyo gobierno no estaba concentrado en un rey, sino en la existencia de pequeños estados bajo el dominio de duques y príncipes electoreros, haciendo que se diluyera el poder central y sus leyes. Cabe destacar el surgimiento de gobernantes entusiasmados porque sus súbditos tuvieran formación académica. Para la época había en Alemania cincuenta universidades, mientras que en Inglaterra solo se contaba con dos, Cambridge y Oxford, concentradas en temas teológicos y científicos.


Los alemanes siempre fueron muy buenos lectores y en esa pequeña ciudad, se fusiono todo un saber, haciendo énfasis en el “Yo” y dando valor a “la experiencia individual” lemas que se convirtieron en la guía estrella del grupo, que por diez años publico sus escritos en la revista “Horen”, creada en 1795, por Friedrich Schiller, llamada así en recordación de las diosas griegas de las estaciones llamadas “Horas: la belleza, el orden y la justicia”, con el apoyo incondicional de Goethe, quien era empleado de confianza del Duque Carlos Augusto de Sajonia-Weimar.


Las circunstancias  del despotismo y la  desigualdad de los grandes Estados europeos, aunado a los sucesos de la Revolución francesa, sobre todo a los horrores cometidos por Maximilien Robespierre, ocasionaron los conflictos entre Francia y los Estados limítrofes, que dieron lugar a las llamadas guerras revolucionarias francesas en contra de los estados de Prusia, Austria y Gran Bretaña. Algunos Estados de Alemania poco a poco fueron cayendo bajo el poder de Francia, en este momento los libres pensadores de Jena, se ven amenazados en su vida y en sus creencias.


Goethe hacía parte de la recién fundada Sociedad de Historia Natural, abogado de Leipzig, que hablaba francés, era considerado como el Zeus de los círculos literarios alemanes. Su primera obra “Las penas del joven Werter”, historia de un amante desesperado, joven irracional, sensible y libre, que termina quitándose la vida, provoca entre sus lectores una serie de suicidios. Esta obra fue la mayor contribución de Goethe al movimiento del “Sturm und drang” (tempestad y empuje), que situó los sentimientos por encima del racionalismo de la ilustración o iluminismo.


Sin embargo, tras alejarse de esta corriente literaria y luego de muchos poemas escritos, la obra más conocida de Goethe es “Fausto”. Obra de genero dramático, cuenta la historia de Fausto, un doctor en teología que en búsqueda de conocimiento decide vender su alma al diablo (Mefistófeles) para conseguir la sabiduría infinita, placeres y juventud eterna. Una enseñanza sobre el peligro de la codicia, de la ambición descontrolada y del absurdo de querer poseer la naturaleza.


La amistad entre Goethe y Schiller estuvo enmarcada dentro del aspecto filosófico de ver la vid. Mientras que Goethe se definía como un realista convencido, alguien quien adquiría su conocimiento a través de la observación de la naturaleza mediante los sentidos, Schiller; se definía como idealista, fiel seguidor de Kant, creía que el pensamiento se desarrolla a través de las categorías de la mente, tales como el tiempo, el espacio y la causalidad.


Friedrich Schiller, considera el arte como medio de formación armónica del hombre. Su primera obra fue “Los Bandidos”, obra de teatro que relata la vida entre dos hermanos aristócratas. El menor conspira contra el mayor y lo manda a la cárcel para hacerse a su herencia. Esto lo lleva a unirse a una banda de ladrones, circunstancia que conduce a su padre a la muerte y posteriormente a su hermano al suicidio. Es una un obra emotiva y radical que muestra como una buena persona puede convertirse en delincuente a causa de una injusticia.


Entre las contribuciones de Schiller a la revista “Horen” se encuentra su obra Cartas sobre la Educación Estética del Hombre, un extenso ensayo en donde sostenía que el arte era la herramienta para una revolución alternativa a la de Francia. Todo lo que se podía sostener con la razón ya se había conseguido, ahora se tenía que perfeccionar la moral. Ideas que desarrolló horrorizado ante los horribles excesos de la Revolución francesa. El arte mejora el carácter. Sin la belleza no hay sentido de la moral. El gusto y la belleza eran el baluarte contra la brutalidad, la inmoralidad y la codicia.


Con la presencia del ejército francés avanzando por Europa, Schiller añadió una dimensión política a las ideas de Kant, al afirmar que “las artes eran hijas de la libertad. La revolución francesa y las atrocidades subsiguientes habían demostrado con creces la urgencia con que se necesitaba una filosofía de la belleza, para encontrar una solución a los problemas políticos, había que seguir los caminos de la estética”.  Este ensayo de Schiller se convirtió en el acta fundacional de una nueva generación de pensadores y escritores conocidos como románticos, que colocarían la imaginación por encima de la razón, la ciencia y la filosofía.


Acompañaron a Schiller en esta aventura filosófica, el joven aristócrata Wilhelm Von Humboldt, que se consideró fundador de la moderna ciencia del lenguaje, junto con su esposa Carolina Von Humboldt, hicieron aportes importantes a la revista “Horen”.  Wilhelm recibió una educación muy estricta de parte de su madre pues quedo huérfano de padre a edad muy temprana. Le apasionaba la mitología griega y la historia del imperio romano. Se convierte en asesor editorial y miembro del consejo de redacción de la revista, contrincante calificado para las disertaciones filosóficas, en las que por supuesto asistía también Goethe, quien refería que esas reuniones “eran alimento para el alma”.


También integro este grupo Alexander von Humboldt, intrépido explorador y el científico mas famoso de la época. Escaló los volcanes mas altos del mundo, remó por el Orinoco y recorrió Siberia en plena epidemia de Ántrax. Capaz de percibir la naturaleza como una fuerza global interconectada, Humboldt descubrió similitudes entre distintas zonas climáticas de todo el mundo y previo el peligro de un cambio climático provocado por el hombre. Antes de emprender sus hazañas por el mundo vivió, en Jena. Allí en compañía de Goethe, realizo experimentos de anatomía en ranas y diferentes metales, y dio origen a sus estudios sobre electricidad animal. Ya en esa época se había despertado su interés en la botánica.


Se destaca como el joven profesor universitario Johann Gottlieb Fichte, quien tenía muchos adeptos de su pensamiento entre sus alumnos. Él supone el hecho de la libertad  mediante el análisis del “yo”, un fundamento trascendental para su afirmación. Declara: “soy el sacerdote de la verdad” Toda su teoría filosófica la explica entre “el mundo del yo” y “el mundo exterior”, entre el “yo” y el “no yo”. En la comprensión del mundo no había verdades absolutas, solo existía el “yo”, la libertad y la autodeterminación. Fitche no predicaba un mundo caótico, sino uno ordenado donde la libertad y la moral, o el deber moral del individuo, estaban íntimamente ligados.


August Wilhelm Schlegel, quien tuvo una excelsa educación en arte y literatura, escribía poesía y aunque no era de Jena, se unió a este círculo de excelsos escritores por invitación de Schiller, quien a través de su gran amistad con Caroline Böhmer, su esposa, lo invito a participar en la revista Horen. Caroline Böhmer, surge como una de las personas más importantes del recién creado grupo, pues a través de las tertulias literarias que se adelantaron en su hogar, florecieron las distintas corrientes filosóficas de arte y ciencia. Hicieron muy buena pareja con Schlegel e incluso tradujeron al alemán las obras de Shakespeare, traducción que se conserva hasta el día de hoy.


August Wilhelm, junto con su hermano menor Karl Wilhem Friedrich Schlegel, como se ha dicho hicieron parte de este selecto grupo. Sin embargo, August entró en contradicciones con el director de la revista Horen, por lo que abandonan la ciudad de Jena y se trasladan a Berlín, donde crean la revista literaria “Athenaeum” de circulación en esta ciudad. Junto a Friedrich Schleiermacher y Novalis, dedicaron sus escritos a la filosofía, al arte, la ciencia, y a la política.


Pero en el fondo lo que significa “romantizar”, no estaba ligado a lo sentimental, ni a sufrir por amor o mostrarse sentimentalmente en exceso. La palabra “romántico” ha pasado por varias etapas desde mediados del siglo XVII. Existe el significado original de “novelesco” y la concepción moderna, que asocia la palabra con el amor o el romance; pero para los del Círculo de Jena era algo mucho mas ambicioso. Querían romantizar el mundo entero, y eso significaba percibirlo como un todo interconectado.


Hablaban del vinculo entre el arte y la vida, entre el individuo y la sociedad, entre la humanidad y la naturaleza. Al igual que dos elementos podían crear un elemento químico, la poesía romántica podía aunar diferentes disciplinas y temas para crear algo distinto y nuevo. La poesía romántica era rebelde, dinámica, viva y siempre cambiante. Y es así como los integrantes de este selecto grupo fueron formando sus ideas, Fichte desplegaba su filosofía ante sus alumnos; Novalis daba forma a sus ideas en la medida que leía y hacía apuntes; Friederich Schlegel moldeaba sus pensamientos mientras hablaba, las ideas se formulaban, se derruían y se desechaban. Todo en un constante movimiento. La poesía estaba en el centro de todo, pero no como la entendemos hoy, sino volviendo al termino original griego “poietikos” de creativo y reproductivo. Para ellos la poesía romántica podía ser cualquier cosa, un poema, pero también una novela, un cuadro, un edificio, una pieza musical o un experimento científico.


Los escritos del Círculo de Jena calaron en el mundo literario estadounidense, en Whitman, Thoreau y Emerson, así como fueron estudiados por escritores del siglo XIX, como Edgar Alan Poe y Herman Melville. Igualmente, en Italia, Francia, Rusia, España y Polonia. Mas adelante en Viena, Sigmund Freud, volvió sobre las obras del Círculo de Jena, sobre la centralidad de la autoconciencia que allanó el camino de la psicología moderna y el psicoanálisis. Freud llego a hablar de la conexión entre Goethe y el psicoanálisis. Freud cita al poeta: “Mirad dentro de vosotros mismos y lo encontrareis todo”. Existen numerosos paralelismos entre la teoría de Freud y las ideas surgidas en Jena, como la unidad del “Yo” y la naturaleza, y el concepto del “yo inconsciente” y la importancia de la imaginación.

En conclusión, el Circulo de Jena cambió nuestro mundo. Esta revolución de la mente no solo modificó nuestra perspectiva de quiénes somos y qué podemos hacer, sino también nuestro lugar en el mundo. La vida es una lección entre nuestros derechos como individuos y nuestro papel como miembros de la comunidad, incluidas nuestras responsabilidades con respecto a las generaciones futuras que habrán de habitar este planeta.


Estos pensamientos y letras de los personajes que hoy traemos nos invitan a reflexionar sobre ¿cómo conciliamos la libertad personal con las exigencias de la sociedad?  ¿Nos hemos masificado y ya no tenemos pensamiento crítico? ¿Los medios de comunicación nos indican el camino a seguir?

 

*Abogada. Artista plástica

 

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