Largo pétalo del mar. Isabel Allende
Yo no sé quien determina la Historia, quién la perturba o quién la salva, pero si hay alguien que la vuelve a hacer es esta mujer. Quiero que mi mundo se doble y los puertos de mis destinos se toquen como Isabel los cuenta. Quiero amigos como estos personajes y amores como los de aquí.
Ahora, sobre el despojo y lo rapado de las manos: de inicio el lenguaje es un artefacto de añadidura, las cosas existen porque son nombradas. Entonces, ¿cómo la guerra, la migración y el destierro existen a través del lenguaje si en esencia lo que pasa es que algo es desprendido? ¿Cómo se narra lo que nos quitan?
El lenguaje de Allende arrebata como raspón recién hecho, ese de cuando la piel se despega con la herida hacía arriba y la carne queda levantada con todo y ropa. Quizás por eso la redención en sus libros son la única salida. No porque exista del todo la justicia, el sentido común o una fraternidad edulcorada, sino porque realmente no hay otra forma de volver a existir. Y en este, nuestro continente sepultado, la fosa común sobre la que nos erguimos y andamos y tenemos hijos que elegirán presidentes para una y todas nuestras historias, amamos y volvemos a creer que las cosas serán diferentes.
A tantas víctimas se les deben estos libros, a tantos desaparecidos y a sus familias. Aquí los personajes pudieron esquivar la muerte, la injusticia, lo que en serio no les tocaba vivir. Si la sangre ya está derramada, que siga siendo tinta y letras, ellos merecían otros destinos. Ojalá los aquí escritos.
Conjunto vacío. Verónica Gerber Bicecci
Este artefacto literario vacía el vacío y ausenta la ausencia. Nada más hueco que una familia que no responde preguntas, una madre que no es madre y un amor donde sólo uno de los dos decide terminar. El libro no me respondió mucho sobre haber amado, pero fue lindo ver cómo las cosas que hablan de vacío terminan ocupando algo: astronomía, conjuntos, artes plásticas, amores que se van y los que llegan sólo se quedan en el marco de la puerta. De pronto sí tiene lenguaje la ausencia.
Marzahn, mon amour. Katja Oskamp
Si a Dios no lo puedo ver, veo a la gente y creo en ella. Creo en los personajes de este libro. No sé qué quiere decir saber mirar, me parece que lo dicen quienes no saben hacerlo pero quieren decirse algo, probarse lo que quizás ya creían y seguirán creyendo. Aquí sin embargo pasa como pasa en la vida, no para que nos demos cuenta, no es una revelación porque ya somos parte de la historia. Las cosas pasan y luego las vemos. ¿Pero qué hace a una vida maravillosa? ¿Quien la vive o quien ve a otro viviéndola? ¿Cuánto de nosotros, de las circunstancias, del dinero o de la Historia se necesita para acumular una vida? Si en este libro nadie decidió narrarse con grandilocuencia sino asumirse hasta que llega la vejez, ¿hay brillo en lo sólo fue, esa cosa fija que es el pasado, pero aún así se mueve y nos trae aquí?
La que raya libros
Camila Echeverri Duarte ced.camilaecheverrri@gmail.com
Estudios de Redacción creativa digital. U, de los Andes. Estudios de Actuación en Los Angeles (California). Docente Online en enseñanza de inglés.
Comments