EE.UU. al borde del abismo en plena campaña electoral
El decisivo papel de la religión en la política electoral de EE.UU.
La campaña electoral por la presidencia de Estados Unidos entró a su recta final y vienen días de agitación en diversos frentes. Las iglesias jugarán su siempre importante papel. Se estima que en EE. UU. existen más de 300.000 iglesias, que en su mayor parte congregan comunidades protestantes, cristianas, católicas, bautistas, metodistas, luteranas, presbiterianas y pentecostales -con diversos credos- según las diferentes interpretaciones de la Biblia.
Buena parte de sus seguidores constituye la gran base electoral del Partido Republicano. No sobra recordar que fueron la clave para el triunfo de Donald Trump en el 2016. En sus plegarias, los pastores acogieron la idea de que este candidato era el salvador de una nación, al borde del abismo, por culpa de los demócratas, liberales, equivalentes a comunistas, muy cercanos al diablo.
De ahí que, en una buena cantidad de Estados del sur y el centro del país, caracterizados por ser los más atrasados y pobres, tengan una supremacía republicana, que aporta buena parte de los votos electorales que eligen un presidente; no precisamente el voto popular, símbolo de una democracia en toda su amplitud y consistencia.
En esas circunstancias, la religión, con su respectivo salvador, sustenta una esperanza entre los más pobres, que confían en la bondad de un ser supremo. De ahí que las banderas republicanas se concentren no en temas económicos o climáticos, sino en aquellos que tocan la sensibilidad humana, como el aborto y los inmigrantes, que vienen a quitarles lo poco que les queda.
Las circunstancias y el mensaje se mantienen, ocho años después; con algunos aditivos, como era la vejez del candidato demócrata Joe Biden (que ahora también la tiene Trump) y que habrá que esperar lo que deba enfrentar Kamala Harris. Todo lo anterior mantenía al candidato Trump por arriba de Biden, hasta hace pocas semanas, a pesar de sus buenos resultados económicos en materia de crecimiento económico y empleo.
Pero las cosas han dado un cambio drástico, al aparecer en el escenario la nueva candidata Harris. Ella ha inyectado entusiasmo en sectores que venían pesimistas en el campo demócrata y entre los llamados votantes independientes. Con solo aparecer la candidata Harris niveló, de una, las apuestas.
Sorprendidos, los republicanos han echado mano de cualquier cosa para atacar la poderosa rival; la han colmado de insultos raciales y religiosos, llamándola loca, negra, pro-aborto, india, etc. Ella ha aprovechado la oportunidad para esgrimir las condiciones de su contendor.
La disputa ahora es entre una ex fiscal (de California), compitiendo con un criminal convicto. Él, experto en líos judiciales, desde que arrancó su vida de negociante en los casinos de Atlantic City, sigue capoteando a los jueces en los líos que tiene pendientes, como es el asunto de la rebelión del 6 de enero, las maniobras para propiciar un fraude electoral en Georgia y la manipulación de documentos secretos de seguridad nacional, en su club de Mar-a-Lago, en Palm Beach.
Ahora, por suerte o por una retribución de favores, cuenta con un nuevo y poderoso aliado, la propia Corte Suprema de Justicia, quien hace pocos días sentenció -más o menos- que aquello de la rebelión y la toma del Congreso en Washington puede considerarse como un "acto oficial", por lo cual el presidente está revestido de "inmunidad" y no se le debería de juzgar. Una novedosa doctrina que tiene aterrado a más de un jurista. (Entre tanto, hay alrededor de mil revoltosos en la cárcel, por el mismo delito).
Así las cosas, más niveladas las apuestas, podría decirse que Trump mantiene sus bases firmes, -entre ellas, muchos hispanos-, que confían que otros cuatro años para su líder significarán que la lectura de la Biblia sea obligatoria en las escuelas públicas, que no se enseñe la historia de la esclavitud, que haya un desmonte de muchas regulaciones sobre el clima y el sector financiero y más recortes en los presupuestos de ayuda social.
Entre tanto, los millonarios están haciendo sus apuestas a uno y otro bando. ¿Quién retribuye más? (Pero éste, por supuesto, es tema para otro largo capítulo). Se dice que el mejor indicador de quién será el ganador es aquel que recolecte más dinero, estando las chequeras a rebosar.
No sobraría anotar, en el actual momento, el aporte del compañero de fórmula de Trump-JD Vance-, quien propone "incendiar a Washington" para darle una nueva luz a la potencia en decadencia; algo parecido al eslogan de su nuevo jefe, quien prometió en la ocasión anterior "drenar el pantano de Washington", centro del estado profundo (manipulado por los demócratas) para someter la nación a lo peor … Cabe resaltar que Vance fue líder del movimiento anti-Trump, "Never Trumpism", en la anterior campaña.
Así es la política, mezclada con religión e intereses económicos. Otros, por su lado, confían que Harris evite que EE. UU. retorne a las condiciones del Viejo Oeste, con más pistolas, más discriminación racial y más atropellos contra las mujeres.
****Periodista - Editor en la Florida - EE.UU.
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