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Foto del escritorAlvaro Echeverri Uruburu

La Reedición de “La leyenda negra” de parte de los Premios Nobel de Economía,  James  Robinson y Arón Acemoglu  


La decisión de la nueva presidenta de México, Claudia Sheinbaum, de no invitar a su posesión al rey de España, Felipe VI, por negarse a contestar una carta del anterior mandatario en la cual lo instaba pedir perdón por los actos de violencia contra la población indígena cometidos por los conquistadores españoles, abrió de nuevo el viejo debate de más de 200 años sobre la conquista y colonización española en América. 


Muchos historiadores,  paradójicamente de este lado del Atlántico, sin caer en la “leyenda rosa” de ese hecho histórico y que promueve cierta corriente “hispanista” que tuvo su auge durante el régimen franquista, han demostrado que, si bien se cometieron actos de brutalidad y barbaries innegables, estos fueron exagerados y magnificados por las potencias protestantes (particularmente Alemania, Holanda e Inglaterra), enemigas de España en el siglo XVI, para desprestigiarla por su papel como adalid de la contrarreforma católica. 

Pero, la” leyenda negra” no solo se centró en denunciar los horrores de la conquista española, sino que muchos de sus continuadores han querido ver en el insuficiente desarrollo de los países latinoamericanos, en sus altos niveles de pobreza y desigualdad social, una consecuencia, después de 200 años, de la presencia de España en este continente. 


Una versión- como casi siempre ha ocurrido- de la corriente anglosajona antiespañola nos la brindan los profesores James Robinson y Darón Acemoglu, -que acaban de recibir el premio Nobel de economía- en su libro “best seller” de 2012, “¿Por qué fracasan los países?”. No nos  referimos al otro premio  Nobel, Simón Johnson por cuanto este no participó en la obra citada. 


Resumamos sus planteamientos: “Tras una fase inicial de codicia y saqueo de oro y plata, los españoles crearon una red de instituciones destinadas a explotar a los pueblos indígenas… esto se logró expropiando sus tierras, obligándolos a trabajar ofreciéndoles sueldos bajos por su trabajo, imponiendo impuestos elevados y cobrando precios altos por productos que ni siquiera compraban voluntariamente (?). A pesar de que estas instituciones generaban mucha riqueza para la Corona Española e hicieron muy ricos a los conquistadores y a sus descendientes, también convirtieron a América Latina en uno de los continentes más desiguales y socavaron gran parte de su potencial económico”.


(¿Por qué fracasan los países? pag.33) 

Para probar esta tésis de la responsabilidad del pasado español en nuestro atraso, los autores comparan los distintos desarrollos en términos de salud, servicios públicos, esperanza de vida etc., entre dos pueblos separados tan solo por una valla de alambre: Nogales, Arizona en Estaos Unidos con Índices positivos en aquellos ítems., contra Nogales en Sonora, México, con grandes carencias en los mismos. 


¿Estas diferencias se deben, como lo creen Robinson y Acemoglu, al pasado de la dominación española sobre México?  

Para responder a este interrogante, debe decirse, como lo han demostrado historiadores muy serios, que la Nueva España (nombre anterior de México durante la etapa colonial), fue el territorio más rico y próspero, no solo de los dominios peninsulares sino de todo el hemisferio occidental. 


Por ejemplo : ciudad de México tenía unos 140.000 habitantes. Filadelfia, ciudad importante de las 13 colonias de Norteamérica, donde se celebró el Congreso Continental que dio nacimiento a los Estados Unidos, tenía 30.000 habitantes. Nueva York unos 60.000. 

 

- A través de México, se produjo la primera globalización de la historia moderna. Desde y hacia Filipinas - dependiente del Virreinato de la Nueva España- , se estableció una ruta conocida como el “galeón de manila”, que traía mercancías del oriente,  particularmente de China, pagadas con plata mexicana y que llegaba a Acapulco en el Pacífico; atravesando el territorio mexicano, llegaba hasta el puerto de Veracruz en el Atlántico, de donde esas mercancías partían  hacia Europa. Fue la ruta comercial más importante del mundo desde mediados del siglo XVI. 


- La economía mexicana era muy fuerte antes de la Independencia y dependía poco de España. De los 20 millones de pesos de sus ingresos, 14 se gastaban en la administración local y en la de los territorios de Centroamérica y Filipinas, dependientes del Virreinato de la Nueva España. A la hacienda  española solo iban 6 millones de pesos. 


- Las minas de plata, que superaban ya  la producción del Cerro de Potosí en el alto Perú, eran de propiedad privada y no del Estado Español. Algunas minas eran explotadas libremente por los indígenas sin injerencia de las autoridades españolas. 


- Muchos de los trabajadores de las minas eran indígenas y mestizos, es decir, trabajadores libres que recibían un salario que equivalía al doble del que recibían los trabajadores ingleses, según la lo destacó Humboldt,  lo cual contradice lo dicho por Robinson y Acemoglu, de que el sabio alemán había calificado a México como “el país de las desigualdades”. 


-Aunque el 84% de las exportaciones mexicanas correspondían a la minería, la manufactura en los llamodas “obrajes” (talleres artesanales, donde se producían textiles, cueros, pólvora, jabones y distinto tipo de herramientas, etc.) tenía un peso mayor en la economía sobre la minería. 

En una palabra, como lo ha dicho el investigador Jaime Rodríguez, del Instituto de Estudios Históricos de la Universidad Autónoma de México -UNAM-: 

“En el siglo XVIII, México puede describirse como una sociedad rica, capitalista… con una fuerza de trabajo libre y asalariada”, que como han establecido investigadores recientes, con limitaciones de su economía, que no eran mayores a las que tenía Inglaterra o los nacientes Estados Unidos. 

 

El derrumbe de la prosperidad económica de México se debió, en principio, a la guerra de Independencia que provocó la interrupción definitiva del tráfico comercial con el Oriente; la destrucción de haciendas y por tanto de la producción agraria por la acción de los ejércitos rebeldes lo mismo que de los realistas; el abandono de las minas y de la producción y exportación de la plata y la destrucción de la manufactura local en virtud de la competencia de las manufacturas  inglesas con las cuales no podía competir la manufactura local,a partir del momento en que se decretó el libre comercio. 

 

 A estos factores producto sobre todo del proceso de independencia, se unieron: 

- Las Guerras civiles 

- Las invasiones  de Inglaterra, Francia y Estados Unidos. 

-  La pérdida de más de la mitad del territorio mexicano a manos de su poderoso vecino del Norte en la destructiva guerra de 1846- 48. 

 

¿No serán todos estos factores y no el régimen colonial español, el que explicaría las diferencias en su desarrollo social y económico entre Nogales Arizona en Estados Unidos y Nogales Sonora en México? 

Robinson y Acemoglu, no solo para el caso particular de México, parten de bases históricas precarias, pues “congelan” la historia en un único momento, la   Conquista. Parecen creer que, para todos los casos, las sociedades no cambian, no evolucionan. El pasado es entendido como un sino inmodificable, un “fatum” en el sentido griego como un destino ineludible, del cual no hay escape posible por la voluntad arbitraria de los dioses.  

 

*Abogado Mg. en ciencia política y desarrollo económico, excosntituyente.

1 comentário


Convidado:
10 de nov.

Al leer este editorial, espero no equivocarme al decir entonces, que no fue la conquista Española el factor empobrecedor en un país otrora rico como México, y, que revisando los análisis de otros países de América que ha realizado el doctor Echeverri, tampoco fue tan arrazadora como algunos escritores la presentan.

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