Editorial
“Fiat Iustitia, Pereat Mundus”, podría traducirse así: <<reine la justicia, aunque se hundan todos los bribones del mundo...[es] la idea moral del deber ser… sean cualesquiera que sean las consecuencias físicas que se deriven. El mundo no ha de perecer porque hayan menos malvados…” (I. Kant, “La Paz Perpetua, Apéndice II).
La prohibición del gobierno de exportar carbón al Estado de Israel, ha causado, como era de esperar, el rechazo del gremio exportador representado por Javier Díaz Molina, en su calidad de presidente de ANALDEX (Asociación Nacional de Comercio Exterior).
En concreto, el dirigente gremial expresó:” el gobierno por consideraciones morales, no puede hacer lo que está haciendo”
Algunos expertos, han señalado que, como consecuencia de esta decisión presidencial, el país perderá aproximadamente 600 millones de dólares al año.
Por otra parte, el departamento de la Guajira, el mayor productor regional del mineral, sufrirá un grave recorte de las regalías que por este concepto debe percibir. Pero, que no obstante recibirlas desde que comenzó la explotación de carbón en 1985, sigue siendo el departamento más pobre y deprimido del país.
No cabe duda, que en este caso se trata de un conflicto entre la perspectiva de perder unos importantes ingresos para el país y que, un cierto “pragmatismo comercial” aconsejaría no desechar por apegarse a un principio moral que busca reprochar- no sancionar porque este corresponde a la comunidad internacional, en los términos de los artículos 41 y 42 de la carta de las Naciones Unidas- el comportamiento de un Estado que viene realizando el exterminio del pueblo palestino en la zona de Gaza, pero que, además, con sus acciones provocadoras (destrucción del consulado de Irán en Damasco, el asesinato del líder de Hamás en Teheran, Ismail Haniyeh, que frustró las negociaciones promovidas por Estados Unidos para un alto al fuego y entrega de rehenes en Gaza, etc. etc.) ha escalado los conflictos que vive la región del Medio Oriente a unos niveles que hacen cada vez más difícil alcanzar una paz negociada y estable.
Sin entrar en las honduras del pensamiento de Kant, que planteaba un horizonte racional en las relaciones entre los Estados que pusiera fin a las guerras entre estos, en lo que él llamó “la paz perpetua”, ciertamente previó como obstáculo a este ideal, la confrontación entre la política- como sería en este caso, la política de comercio exterior- y la moral- el rechazo a un Estado que amenaza gravemente la paz internacional-.
Para el filósofo de Königsberg, el conflicto político moral, sólo puede resolverse mediante la prevalencia del último término: el deber de hacer lo que racionalmente corresponde.
Por ese motivo las normas de comercio internacional permiten a un país incumplir sus obligaciones comerciales por razón del deber de proteger la moralidad pública.
Ahora bien, el gobierno colombiano para justificar la prohibición de exportar carbón a Israel, ha entendido que salvaguardar la moralidad pública, significa proteger la idea del Estado social de derecho que implica la vigencia de la democracia y los derechos humanos. no solo a nivel interno, sino igualmente internacional, como una obligación ineludible de todos los Estados democráticos.
Pero, esta determinación está sometida a un criterio de prudencia, pues se considera provisional hasta tanto el Estado de Israel acate lo dispuesto por la Corte Internacional de Justicia (CIJ), que mediante sentencia del 24 de mayo de este año, ordenó a Israel : “Suspender en forma inmediata su ofensiva militar en el cruce de Rafah y de cualquier otra acción que pudiese infringir al grupo palestino en Gaza condiciones de vida que provoquen su destrucción física total o parcial… de conformidad con las obligaciones de la convención para la prevención y sanción del delito de genocidio”.
Paradójico que un Estado de desarrollo medio como el colombiano, busque hacer cumplir una sentencia de una Corte Internacional, cuando esa responsabilidad, en aras de la paz, corresponde a un organismo como la ONU, que tiene los elementos coercitivos de acuerdo a su carta constitutiva, pero que siempre se encuentra obstaculizado para actuar con respecto al Estado de Israel- permanentemente desconocedor e infractor del orden internacional- por el Veto sistemático en el Consejo de Seguridad de parte del gobierno de los Estados Unidos, su socio irrestricto.
Honra por tanto, a nuestro Estado y a su gobierno actual, el hacer prevalecer los principios morales de la paz y el respeto a los Derechos humanos sobre sus propios y legítimos intereses crematísticos. Lo mismo, que haya buscado levantar el valor prevalente de estos principios ante la comunidad internacional, dentro de la cual, las grandes potencias europeas y desde luego los Estados Unidos, se han convertido en cómplices del exterminio del pueblo palestino y de un Estado que se ha tornado en una amenaza real y permanente de la paz regional, con incidencia negativa para el resto de los países del mundo.
Decir lo anterior- aunque sobra decirlo por sofístico- no nos convierte en antisemitas.
El Director.
Me parece excelente la medida del Gobierno colombiano.