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Foto del escritorAlvaro Echeverri Uruburu

¿Es posible un “golpe blando” en el País?

Actualizado: 1 oct 2024

Desde hace algún tiempo, la ciencia política y los análisis en este campo, se han visto invadidos por una serie de neologismos de origen anglosajón, como el “fake news” (noticias falsas como arma política), “deep fakes “ ( uso de la Inteligencia artificial para suplantar la identidad de un candidato y difundir información falsa y engañosa sobre éste), ”lawfare” (utilización de la justicia para atacar a un político) y,  ligado muchas veces al anterior concepto,  “soft hit” ( golpe por métodos no violentos para derrocar a un gobernante).

 

Este último, en su traducción castellana como “golpe blando", ha sido puesto en circulación desde hace varios meses por el presidente Gustavo Petro, denunciando en distintos eventos públicos que se le quiere expulsar del poder por este medio.

 

Se denomina “golpe blando” o “golpe no tradicional" (para distinguirlo básicamente del golpe militar), a un conjunto de técnicas, principalmente no violentas, de naturaleza conspirativa, implementadas para desestabilizar un gobierno y propiciar su caída.

 

El autor del concepto, el politólogo norteamericano, Gene Sharp, sistematizó incluso las etapas del “golpe blando” y las técnicas que en cada una de estas debían emplearse, a saber: en una primera etapa la ejecución de acciones encaminadas a crear un clima de malestar a raíz de actos de corrupción del gobierno o de factores externos como el incremento en el costo de vida.

 

Difusión de acusaciones de totalitarismo, violación de los derechos humanos y de supuestos atentados contra la libertad de prensa, en una segunda etapa del proceso conspirativo.

 

En un tercer momento, la organización de manifestaciones callejeras y el empleo de los medios de comunicación para difundir la especie acerca de la existencia de un supuesto clima de “ingobernabilidad” y anarquía.

 

Finalmente, se buscaría por distintos medios, el aislamiento internacional del gobernante atacado.

 

Todas estas técnicas utilizadas sistemáticamente y no necesariamente en este orden, se encaminan a forzar la renuncia del gobierno y de quien lo encabeza.

 

Su empleo resultó efectivo para sacar de la presidencia del Brasil a Dilma  Rousseff, lo mismo que para impedir por medio del uso del uso de  la técnica del ”lawfare”, que Luis Ignacio Lula pudiese presentarse como candidato presidencial, debiendo someterse a dos años de injusto encarcelamiento- como lo demostró la Suprema Corte de ese país-, posibilitando en esta forma el triunfo del representante de  la más extrema e irracional de las derechas, el ex capitán Jair Bolsonaro.

 

Sin duda, el “golpe blando” parece ser el recurso de los sectores políticos de derecha para sacar del poder a gobernantes incómodos que promueven cambios sociales y transformaciones políticas profundas, sin tener que llegar hasta las puertas de los cuarteles a raíz del desprestigio que caracterizó a los gobiernos militares en las décadas 60-80 del siglo pasado en América Latina.

 

¿Estamos ante la posibilidad de un “golpe blando" como reiteradamente lo denuncia el presidente Petro?

 

En verdad que algunas de las técnicas del “golpe blando" que expone Sharp, las hemos visto en acción durante estos dos años de gobierno de Petro, muchas de estas provocadas  y facilitadas por su gobierno, como los varios casos de corrupción- que el país conoce suficientemente; los nombramientos de funcionarios y diplomáticos sin requisitos o  de congresistas del partido de gobierno elegidos con violación de las normas electorales, y que por estos motivos debieron ser removidos por la justicia administrativa; la ineficacia y el desgreño en muchos ministerios y entidades del Estado, manifestados, por ejemplo, en la baja ejecución presupuestal o la acefalía en entidades tan importantes como el INVIMA- recuérdese  la permanente escasez de medicamentos- o de la CREG  que tiene a su cargo la fijación de las tarifas de energía eléctrica, actualmente impagables en la región de la costa atlántica.  Y aquí seguiría un largo etcétera, etcétera etcétera. Todos estos hechos, atribuidos al gobierno y otros más, que han servido a la oposición de derecha para utilizarlos y darles amplia difusión en medios y redes sociales, creando esa atmósfera de malestar y desconfianza que tipificaría la primera etapa del llamado “golpe blando".

 

Otras acciones gubernamentales, como el alza en los precios de los combustibles, técnicamente indispensables según los expertos para llenar el hueco fiscal dejado por la administración anterior, el gobierno ha sido incapaz de explicar a la ciudadanía la necesidad de la medida, cargando por supuesto, con   la molestia y el desprestigio que ésta obligatoriamente ocasionó.

 

Los ataques verbales de Petro a la prensa, sin que haya pasado a mayores, como en los casos de Chávez -cierre de los medios- o de Correa -demandas ante los tribunales-, ha sido aprovechado por la oposición de derecha para acrecentar el clima de malestar, acusando al presidente de atacar la libertad de prensa, exagerando al máximo ciertas características autoritarias de su personalidad, clasificándolas impropiamente de totalitarismo ( sin duda, no han leído a Hannah  Arendt).

 

A la radicalidad constante y sin pausa de la oposición al gobierno, no le ha faltado el recurso de la “fake news”, dentro de su estrategia de estimular el mayor desprestigio para el gobierno, apelando incluso al pánico económico, cuándo por ejemplo  propaló la especie de que el gobierno pretendía expropiar los aportes de los pensionados en poder de los fondos privados por medio de la reforma pensional; o igualmente, utilizando el más poderoso medio de comunicación semanal, llamó a los ahorradores a retirar sus depósitos de los bancos cuando el gobierno propuso la creación de unas líneas de crédito forzoso para estimular sectores estratégicos de la economía, política empleada por gobiernos anteriores como el de Carlos Lleras Restrepo.

 

Todos estos hechos son tozudos, pero en medio de este ambiente político ciertamente conflictivo y polémico, al cual ha contribuido en no escasa medida el presidente Petro con su retórica exaltada, ¿Existe algún sector seriamente interesado en promover su caída y que trabaje seriamente, al amparo de las sombras de la clandestinidad, para ello?

 

Los sectores empresariales, el mundo de los negocios y del gran capital. del cual suele provenir el impulso y la organización de los “golpes blandos” y por supuesto, de los “duros” también, aunque manifiestan en muchos casos tener contradicciones con el gobierno y que han recibido en muchas ocasiones maltrato verbal del presidente, no se han visto mayormente afectados en sus intereses corporativos.  El gobierno de Petro no ha sido- como en general no pueden serlo los gobiernos de izquierda que se acogen a las instituciones de la Democracia liberal-, el gobierno de las grandes reformas estructurales.  Es más, Petro ha sido capaz de negociar con el poderoso grupo Gilinski, propietario del medio de comunicación que con más saña ataca a su gobierno. Igualmente, pudo llegar a acuerdos con el más destacado gremio de terratenientes- ganaderos- a través de su presidente para la obtención, mediante venta, de tierras con destino a la llamada reforma agraria.  Más recientemente, logró acordar con el sector bancario la destinación de 50 billones de pesos para el financiamiento de sectores productivos claves de la economía con miras a la reactivación económica del país.

 

El proceso ante el Consejo Nacional Electoral (C.N.E.), por  violación presunta de los topes de gastos de la campaña presidencial del movimiento del Pacto Histórico que llevó a Petro a la presidencia y que fue objeto de las denuncias iniciales de este sobre la existencia de un “golpe blando” para sacarlo del poder, está sujeto todavía a varias etapas antes de que pueda llegar a la Comisión de Acusación de la Cámara de Representantes y de esta célula a  la plenaria de la misma, donde el gobierno cuenta con mayoría suficientes para desechar cualquier acusación contra el presidente.  Por lo demás, existen muchas dudas sobre el vencimiento de términos para investigar los hechos por C.N.E.; sobre la imparcialidad de sus miembros y la precariedad de las pruebas.

 

En todo caso, la prolongación de este proceso conducirá a un enorme desgaste del gobierno, que el presidente Petro podría aligerar si abandonase su retórica confrontacional, asumiendo el papel que la Constitución le asigna al primer mandatario de la República en el artículo 188 de ser símbolo y ejecutor de la unidad nacional.    ¿será posible?


El Editor

1 comentario


Invitado
02 oct 2024

Avaro Echeverri, buenas noches, te digo que me siento francamente emocionado por la calidad de HOJEANDO, he mirado las ediciones anteriores Y cada vez se van superando tengo pendientes varios artículos por leer y qué buena idea que con cada entrega están presentando las ediciones anteriores así uno le da continuidad al pensamiento y a la estructuración que le están dando para mejorar cabe sus contenidos Te felicito !hb

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