El Día de la Victoria
- Jorge Mendoza
- 25 may
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El 9 de mayo de 2025 marcó una fecha cargada de simbolismo para la geopolítica mundial contemporánea: se conmemoraron los 80 años de la rendición de la Alemania nazi ante las fuerzas aliadas, evento que significó el fin del conflicto armado más devastador de la historia: la Segunda Guerra Mundial. Esta conmemoración, celebrada particularmente en Moscú, va mucho más allá de un simple homenaje a los caídos. Se trata de una reafirmación del papel de Rusia en la configuración del orden mundial del siglo XXI, así como una declaración estratégica frente a las tensiones del presente.
Diversas ciudades del mundo, como Londres, París, Nueva York y Berlín, organizaron actos solemnes para rememorar este aniversario. Sin embargo, fue en Moscú donde el evento adquirió mayor fuerza política y militar. El tradicional desfile en la Plaza Roja convocó a unos 11.000 soldados, una muestra imponente de vehículos blindados, sistemas antiaéreos, misiles balísticos y drones, y la participación de una veintena de líderes mundiales. Entre los asistentes estuvieron Xi Jinping (China), Luiz Inácio Lula da Silva (Brasil), Nicolás Maduro (Venezuela), Alexander Lukashenko (Bielorrusia), Miguel Díaz-Canel (Cuba) y representantes de países de Asia Central, Medio Oriente y África. La ausencia de líderes occidentales fue tan significativa como las presencias que se destacaron.
La razón del gran entusiasmo ruso en la celebración de esa notable efemérides tiene sustento en el orgullo patrio de saber que fue el ejército rojo de la antigua URSS el que infringió las derrotas más importantes y decisivas a la “Wehrmacht”, fuerzas armadas regulares del ejército alemán.
Repasemos resumidamente algunos de los principales hechos en los que el protagonismo soviético fue determinante en la segunda guerra mundial:
- El 1 de septiembre de 1939, Alemania invadió Polonia. Poco después, la URSS hizo lo propio desde el este, como resultado del pacto de no agresión mutua y de reparto de Polonia (Molotov-Ribbentrop) firmado en agosto de ese mismo año entre Hitler y Stalin.
- En junio de 1941, Hitler rompe el pacto y lanza la operación “Barbarroja” entrando masivamente al territorio soviético, con el fin de apoderarse de su capital y posteriormente aprovechar los recursos petroleros del Cáucaso y las tierras fértiles de Ucrania, para fortalecer su ejército.
- En octubre de 1941, los alemanes iniciaron la ofensiva final para capturar Moscú. Contaban con tres grupos de ejércitos y una gran superioridad técnica y táctica en ese momento. Sin embargo, el avance alemán se vio frenado por el otoño ruso que convirtió los caminos en lodazales y posteriormente, el invierno temprano atrapó a los soldados sin el equipo adecuado. Además, el Ejército Rojo de la URSS, bajo el mando de Georgy Zhukov, organizó una defensa masiva, incluyendo fortificaciones y tropas frescas traídas de Siberia en una movilización total de la población moscovita.
- En diciembre de 1941, en condiciones invernales extremas, los soviéticos lanzaron una ofensiva que obligó a los alemanes a retroceder hasta 200 km del frente, marcando el primer gran revés de Hitler en la guerra.
- Pero, obstinadamente, Hitler no abandonó su propósito, e intentó de nuevo atacar a los soviéticos el 17 de julio de 1942, esta vez dirigiendo su aviación y sus tropas a la ciudad de Stalingrado (hoy Volgogrado), infringiendo importantes daños a la ciudad y sus habitantes.Durante meses, se libraron feroces combates casa por casa, metro a metro, en ruinas humeantes, dejando un macabro saldo de alrededor de 500.000 soldados soviéticos y casi 50.000 civiles muertos, y unos 600.000 heridos.
En noviembre de 1942, el mariscal Georgy Zhukov (de nuevo) lanzó una gran maniobra de cerco, rodeando y atrapando a más de 250.000 soldados del 6.º ejército alemán dentro de Stalingrado. Hitler ordenó resistir a toda costa y prohibió la retirada, a pesar de que el suministro aéreo había fracasado. El hambre y el frío hicieron estragos y finalmente, los alemanes y sus aliados se rindieron el 2 de febrero de 1943, dejando un saldo total de entre 600.000 y 850.000 bajas entre sus filas, en esta batalla. Este fue el enfrentamiento más sangriento de la Segunda guerra mundial y la derrota más importante del ejército nazi.
- Pero la tozudes de Adolfo Hitler era mayor que su enorme ambición. El 5 de julio de 1943, los alemanes atacaron con alrededor de 900.000 soldados, 2.700 tanques y 2.000 aviones al frente soviético cerca de la localidad de Kursk. Los soviéticos respondieron con un ejército de 1.900.000 soldados, 5.000 tanques y 3.000 aviones. El 12 de julio, después de haberse librado la batalla más grande entre unidades blindadas de la historia, especialmente en el área de Prokhorovka, los alemanes, agotados y superados en número, no pudieron resistir y comenzaron a retirarse.
- De este punto en adelante, el Ejército Rojo no paró de hacer retroceder a los alemanes y fueron liberados, uno a uno, los territorios ocupados en el frente oriental de la guerra. Entre el 16 de abril y el 2 de mayo de 1945, se dio el acto final de la guerra en Europa (aunque la guerra contra Japón en el pacífico siguió hasta el 2 de septiembre de 1945) y el golpe mortal al intento imperialista de Adolf Hitler. Fue una operación brutal, masiva y decisiva, conocida como la Batalla de Berlín, y culminó con la toma del Reichstag, hoy sede del parlamento alemán o Bundestag y a la sazón símbolo del poder del Tercer Reich.
No podemos dejar de mencionar otras batallas memorables de esa confrontación, libradas en el frente occidental en las que se enfrentaron los Aliados occidentales (Reino Unido, Estados Unidos, Canadá, Francia libre, entre otros) contra la Alemania nazi, tales como: la batalla de Dunkerque que logró evacuar a más de 330,000 soldados británicos y franceses del cerco alemán en que se encontraban, la victoria aérea del Reino Unido en la llamada Batalla Británica, el “Día D” el 6 de junio de 1944 en el que ocurrió el desembarco de las tropas aliadas en Normandía, la Liberación de Paris en agosto de 1944, la victoria aliada en la Batalla de las Ardenas en enero de 1945 y otras más.
Pero queda muy claro que el sacrificio de entre 24 y 27 millones de soviéticos fue un precio muy alto que la URSS tuvo que pagar para liberar al mundo del imperio Nazi, y por eso la celebración del “Dia de la Victoria” es tan importante en Moscú.
Tampoco debemos olvidar que, durante esa nefasta guerra, también China tuvo que sufrir la muerte de entre 15 y 20 millones de personas enfrentando las invasiones de Japón, que, aliándose con la Alemania Nazi, y la Italia de Mussolini, devastó a los países del continente asiático.
Hay que mencionar otros países que sufrieron considerables pérdidas de vidas humanas: Polonia con casi 6 millones, Yugoeslavia con 1 millón, Francia con 600 mil, Estados Unidos, Reino Unido y Grecia con más de 400 mil cada uno, y otros.
El total de muertos de la segunda guerra se calcula en más de 80 millones de personas, el 3% de la población mundial de esa época. Ojalá nunca pasemos más por una experiencia tan macabra como esta.
Pero, volviendo al presente, en la celebración en Moscú, fue evidente la intensión rusa de mostrar que, a pesar de las sanciones económicas, comerciales y financieras que le han impuesto los Estados Unidos y Europa a raíz de su intervención en Ucrania, tiene una economía y un poderío militar preponderante a nivel mundial. Además, quedó claro que esas sanciones de occidente solo han servido para incrementar los lazos de unión entre Rusia y China, tal como lo demuestran los más de 20 acuerdos bilaterales firmados en Moscú entre esos dos países en el entorno de la celebración del Dia de la Victoria, y que muy sucintamente se refieren a las siguientes áreas:
- Energía: Rusia anunció la construcción de un nuevo gasoducto desde el Lejano Oriente, que comenzará a operar en 2027, para proveer de gas a China.
- Comercio: La mayoría de las operaciones comerciales entre ambos países ya se realizan en rublos y yuanes, reduciendo la dependencia del dólar.
- Espacio: Se firmó un acuerdo para desarrollar una central eléctrica en la Luna. (¡¡¡ Si, en la Luna !!!)
- Cultura y medios: La agencia de noticias “Rusia Today” y la “Corporación de Medios China” acordaron cooperar en el intercambio informativo.
- Inversiones: Se estableció un nuevo acuerdo de fomento y defensa.
- Industria y tecnología: Se fortalecerá la cooperación en aviación, inteligencia artificial y microelectrónica.
- Geopolítica: Ambos países reafirmaron su compromiso con un orden multipolar más justo y democrático.
A mi modo de ver, este último acuerdo es un acta fundacional del establecimiento de una geopolítica MULTIPOLAR, en la que la hegemonía de los Estados Unidos, basada principalmente en su poderío militar, deberá en adelante compartirse especialmente con los dos polos que hemos visto emerger con fuerza en los últimos años: China y Rusia, y más adelante tal vez con India, Arabia, Turquía y otros.
Este hecho, ya irrefutable, tiene que estar presente en el espectro político y económico de nuestro país. Tenemos que convencernos de que hemos visto cambiar al mundo en muchos sentidos y que no podemos negarnos a las nuevas circunstancias en que debemos movernos a nivel mundial. Yo creo que todo cambio trae grandes oportunidades, siempre y cuando los entendamos y aceptemos. Llevamos muchas décadas aspirando a un mejor futuro para TODOS los colombianos, cobijados por una visión y un modo de pensar al que nos hemos acostumbrado. Es hora de levantar la cabeza y mirar más ampliamente el nuevo mar geopolítico en que nos movemos, para capturar las grandes oportunidades que nos brinda el nuevo orden mundial. Con valentía, con visión de largo plazo y, sobre todo, con el ánimo de reducir nuestro absurdo nivel de pobreza y desigualdad.
Colombia, en particular, debe mirar con inteligencia estratégica las transformaciones en curso y definir su papel en esta nueva realidad global. Más allá de ideologías, se trata de identificar dónde están las oportunidades de desarrollo, de cooperación y de inserción internacional.
El Día de la Victoria no es solo un hito del pasado. Es también un recordatorio del precio del conflicto, de la importancia de la soberanía y de la necesidad de construir un futuro basado en la cooperación, el respeto entre naciones y la justicia global. Que la memoria del sacrificio colectivo nos impulse a construir un mundo en el que las guerras no sean el mecanismo para resolver diferencias, y donde la historia sirva como guía para no repetir sus errores más trágicos.
*Economista, especialista en Economía Internacional
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