En esta época donde los caprichos, arrogancia, impostura, veleidades, son la fórmula mágica de un éxito inmediato, medidos en “ me gusta “ ya en redes o en los flash de las lentes capturan la atención de voraces usuarios que reproducen las imágenes por un impulso de reacción inmediata, les confieso que el nombre de la columna la tomé prestada del libro que me abrió las puertas de los autores del Reino Unido; me refiero a su generosa anfitriona ANNIE LYONS , esa mujer que ha vivido entre las voces, diálogos y los gritos atrapados de los anaqueles de las librerías y su trabajo en la prestigiosa librería de Londres Charing Cross Road, le avivó la pasión por la historia y de ahí a la novela que tiene por título: “EL CLUB DE LECTURA del refugio antiaéreo.“
También con la expectativa de condensar en un relato corto, las historias de aquellos prisioneros dispuestos a abrir sus tesoros entre los lectores de HOJEANDO y en esa travesía encontrar el derrotero que permita que esta aventura sea una afortunada coincidencia con los compañeros de viaje de esta prestigiosa revista.
Las mejores cosas de la vida comienzan con un libro, al descubrir esta obra, quedé atrapada en la historia de gente común que en tiempos de la segunda guerra mundial cuando la ciudad de Londres recibía a diario bombardeos por parte de las fuerzas Hitlerianas, una mujer tuvo la ingeniosa idea de convertir su librería en Club de lectura y a su vez en un refugio antiaéreo. Es así como transporta a los lectores hacia la literatura clásica inglesa, un tema denso que se hace ameno en la medida que la guerra avanza y no hay nada mejor que la lectura para sustraerse del agobio de las bombas y la desesperanza que produce la guerra en sus protagonistas.
La librería Bingham fue organizada por Gerti y Harry Bingham, esposos que crearon un universo de ideas e historias, haciendo de ella un tesoro precioso de conocimiento e imaginación. A la muerte prematura de Harry, su esposa Gerti en su soledad encuentra alivio en la lectura y continua con el amor a sus libros y por esos avatares del destino resulta cuidando una adolescente judía alemana Hedy Fischer, que llega a Londres como refugiada, una entre los pocos niños judíos que logran escapar de Alemania. Gerti Bigham y Hedy Fisher, organizan el Club de lectura en el refugio antiaéreo, justo antes de que comiencen los bombardeos a Londres, y lo inauguran con la obra de Charlotte Bronte “Jane Ayre”, historia de una huérfana que se educa en un orfanatorio y a los 18 años abandona el lugar y empieza a trabajar como institutriz, describiendo la arbitraria diferencia entre clases sociales y haciendo referencia al poder de la mujer en el mundo, esta historia ofrece un mundo de refugio para las protagonistas, así como a sus atribulados vecinos que ven la proximidad de la guerra como el fin del mundo que conocían.
En la medida que los bombardeos alemanes ciernen el cielo de Londres y sus habitantes deben refugiarse en búnkeres, por espacio de casi 8 meses, entre el 7 de septiembre de 1940 y el 21 de mayo de 1941, la escritora ANNIE LYONS, nos lleva de la mano para conocer las grandes obras clásicas inglesas y algunas estadounidenses, comenzando por la escritora inglesa Mary Shelley, autora de “Frankenstein”, obra de ciencia ficción y con la cual comienza el género romántico en Inglaterra; complementando con las obras de la madre de esta, Mary Wolstonecraft, filosofa y escritora Inglesa, señalada como la iniciadora del pensamiento feminista en Inglaterra, quien argumenta en contra la inferioridad intelectual de las mujeres y a su vez defiende su igual predisposición para ser educadas como personas libres e independientes en espíritu y conocimiento, pensamiento que desarrolla su obra “Vindicación de los derechos de la mujer”.
Igualmente, la obra de la novelista y escritora francesa E.M. Foster, “Una habitación con vistas”, que refiere a las primeras experiencias sentimentales de una joven inglesa en un romance, pero por sobre todo una crítica a la sociedad inglesa del siglo XX, una excelente manera de viajar en el tiempo y zambullirse en la Inglaterra victoriana. Y como olvidar la célebre novela de la estadounidense Margaret Mitchel tantas veces llevada al cine “Lo que el viento se llevó”, novela clásica de la guerra de sesión de los Estados Unidos, un compendio del amor romántico que marco a toda una generación y que generó una ensoñación en el amor y un quebranto de corazones por los amores no correspondidos de sus protagonistas.
Durante los bombardeos, los asiduos visitantes de la librería encuentran refugio en la lectura, se leen obras de las escritoras clásicas inglesas, como de las hermanas Bronte, “Cumbres borrascosas” obra de Emily, “Agnes Grey” obra de Anne y “Jane Ayre” de Charlotte Bronte. Obras de estas hermanas que constituyeron un hito en la historia, pues para esa época siglo XIX, las mujeres no eran escritoras. también con las obras de Jane Austin, una de las escritoras más representativas de la cultura inglesa y que critica las costumbres de la sociedad de su época, frente a las mujeres que deben casarse para cuando lleguen a cierta edad, defendiendo el matrimonio por amor, sus obras “Orgullo y Prejuicio”, “Emma” y “Sensatez y Sentimientos”, acompañaron las horas de incertidumbre y desasosiego de los vecinos de la librería Bingham, convivencia que se traduce en una combinación surrealista entre el horror y la vida cotidiana, única manera de sobrevivir en la guerra.
En la medida que la desesperanza inundaba sus almas y sentían que la guerra no iba a terminar nunca, nada mejor que la lectura de Jhon Steinbeck “Las uvas de la ira”, que describe la migración de una familia Joad de Oklaoma Texas hacia la tierra prometida en California, pero no encuentran un paraíso, sino un infierno de explotación y humillación capitalista. Sin olvidar que pasaron una navidad bajo fragor de las bombas en donde la lectura se volcó al escritor Charles Dickens, considerado como el mejor exponente de la escritura inglesa, “Cuento de navidad” la trasformación del señor Scrooge de hombre solitario y tacaño a sociable y solidario. Y por supuesto, la lectura de otras obras de Dickens como
“Oliver Twist”, autobiográfica del autor, la historia de una lucha por progresar en la vida y de sus ansias por encontrar un sitio en la sociedad como un pobre huérfano en la era victoriana “los libros tienen el poder de cambiar el curso de la historia misma y nos ayudara a ganar la guerra”, también “David Copperfield” y “Tiempos difíciles” novela que nos lleva a la segunda revolución industrial en la mitad del siglo XIX, que realiza una semblanza de la situación de los obreros frente a la opulencia y buena vida de los empresarios, hacen concluir a la escritora ANNIE LYONS que “los generales y los políticos no luchaban en las guerras, eran ejércitos de gente común peleándose y sosteniéndose unos a otros mientras avanzaban los que lo hacían”.
Contempla igual la lectura de la obra “Los treinta y nueve escalones” del escritor Escoces Jhon Buchan, que refiere episodios de la gran guerra, conspiración política y judicial contra un hombre inocente, novela policiaca que ameniza el patriotismo ingles durante la primera guerra mundial y que hace de su protagonista un verdadero héroe, en una famosa persecución, que inspiró a Alfred Hitchcock para llevarla al cine con el mismo nombre. De igual manera, su coterráneo Richard Llewellyn con la obra “Que verde que era mi valle”, historia familiar y personal a través de sus ojos traza una panorámica de las condiciones sociales y laborales de la minería en el valle del sur de Gales.
Sin dejar de lado, obras infantiles como “Mujercitas” de Louisa May Alcott, escritora estadunidense, que revela la historia de cuatro niñas durante la guerra de secesión en Estados Unidos, defiende la individualidad e independencia y el rechazo a todos los estándares establecidos para las jovencitas. Así como “Alicia en el país de las maravillas” de su coterráneo Lewis Carroll y su mensaje vigente que los limites solo existen en la mente, si deseas algo tienes que luchar hasta encontrarlo.
Como conclusión no solo recordé los escritores clásicos ingleses, franceses y estadunidenses y sus obras más representativas, si no advertí que, bajo la presión, la angustia, el agobio, dos mujeres a través de la literatura lograron crear un pensamiento colectivo de supervivencia, de cooperación, de solidaridad, de cohesión para enfrentar las consecuencias adversas de la guerra. Así mismo, debo confesar que volví a mis lecturas de la adolescencia y juventud, que estuvieron inmersas en las historias románticas de Orgullo y prejuicio, Sensatez y sentimientos y Lo que el viento se llevó, que llenaron buenos momentos de mi existencia, pero advirtiendo que no tiene utilidad hoy volver al pasado porque en ese entonces éramos diferentes.
*Abogada. Ex-Asesora de la Contraloria de Bogotá. Ex-Personera Delegada ante las entidades descentralizadas de Bogotá. Ex-Procuradora Judicial ante el Tribunal Superior. Artista plástica.
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